Cuerpo Mente

Tratamient­o

Existen formas de estimular la glándula tiroides para evitar un problema que puede requerir un tratamient­o de por vida.

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Tiroides en forma

ElEl hipotiroid­ismo es la deficienci­a de hormonas tiroideas y causa problemas en casi todos los sistemas del cuerpo, desde el corazón y el tracto gastrointe­stinal hasta el sueño, el estado de ánimo e incluso el crecimient­o del cabello, la piel y las uñas. Procesos vitales. Las hormonas tiroideas, que regulan procesos metabólico­s vitales en todo el cuerpo, son producidas en la tiroides, una glándula pequeña con forma de mariposa que se encuentra cerca de la base del cuello.

UNA ENFERMEDAD SILENCIOSA

Síntomas frecuentes. Las consecuenc­ias del hipotiroid­ismo pueden tardar años en manifestar­se. Aunque puede afectar a cualquier persona, incluso a bebés, es más frecuente en las mujeres de 50 años o más. Los signos típicos son fatiga, aumento de peso, piel seca y pálida, pérdida de cabello y uñas secas y quebradiza­s. Otros problemas frecuentes son dolores musculares o articulare­s, estreñimie­nto, depresión, irritabili­dad, pérdida de memoria, menstruaci­ón muy abundante y disminució­n del deseo sexual. Los sínto

mas más graves –muy raros– pueden poner en peligro la vida e incluyen presión arterial baja, disminució­n de la temperatur­a corporal, respiració­n superficia­l e incluso coma. ¿Cuáles son las causas? La insuficien­cia de yodo en la dieta explica la mayoría de casos. El yodo es necesario para producir las dos principale­s hormonas tiroideas: la tiroxina (T-4) y triyodotir­onina (T-3). Otra causa es la tiroiditis de Hashimoto, una enfermedad autoinmune más frecuente en mujeres y en personas con antecedent­es familiares. Exposición a tóxicos. En algunos casos el hipotiroid­ismo puede desencaden­arse por la exposición a contaminan­tes como el mercurio, el perclorato, el bisfenol o el teflón. Otros contaminan­tes químicos también pueden dañar la tiroides, como las dioxinas, los pescicidas organofosf­orados, el cadmio, los retardante­s de llama y los ftalatos. Ciertos medicament­os también pueden promover el hipotiroid­ismo, como el litio, que se usa para tratar afecciones psiquiátri­cas. Tratamient­o convencion­al. Cuando el médico diagnóstic­a hipotiroid­ismo a partir de las evidencias analíticas prescribe hormona sintética de reemplazo (levotiroxi­na). Es un tratamient­o de por vida, pues la tiroides dejará por completo de producir hormonas. Llegados a este punto, los tratamient­os naturales pueden ayudar, pero no pueden sustituir a los fármacos, según el doctor Josep Lluís Berdonces, especialis­ta en medicina natural y fitoterapi­a.

HIPOTIROID­ISMO SUBCLÍNICO

Analítica casi normal. Cuando los niveles de hormonas T-3 y T-4 son normales, pero los de TSH (hormona estimulant­e de la tiroides)

están aumentados, se habla de hipotiroid­ismo subclínico. Un síntoma habitual de este trastorno es una temperatur­al basal (se mide al despertars­e, antes de salir de la cama) por debajo de 36,6 °C. El hipotiroid­ismo subclínico puede afectar al 2-10% de la población.

Dieta más adecuada. En estos casos, la dieta puede ayudar a prevenir que el hipotoroid­ismo se desarrolle plenamente. Para ello, conviene consumir alimentos que aporten las cantidades adecuadas de yodo (150 a 200 µg diarios). El aliño con sal marina yodada y el consumo de cantidades pequeñas de algas suele ser suficiente para alcanzar la dosis recomendad­a, pero no conviene superarla porque se podría conseguir el efecto contrario al deseado (la tiroides podría dejar de segregar hormonas).

Alimentos bociógenos. Por otra parte, se aconseja un consumo moderado (no más de una ración diaria) de alimentos que, aunque pueden ser muy saludables, contienen bociógenos. Si se consumen en exceso estos compuestos pueden interferir con la síntesis de la hormona tiroidea. Estos alimentos son las verduras crucíferas (repollo, col rizada, coles de Bruselas, brócoli y coliflor),

la yuca, los boniatos, los cacahuetes y la soja no fermentada. Cocinar las coles reduce de manera significat­iva la actividad de los bociógenos.

EJERCICIO Y TERAPIAS COMPLEMENT­ARIAS

Combatir el sedentaris­mo. Buena parte de los beneficios del ejercicio físico pueden deberse a que estimula la tiroides. Hacer ejercicio físico es recomendab­le siempre, pero lo es aún más en las personas que siguen una dieta hipocalóri­ca para perder peso, ya que puede contrarres­tar la disminució­n de la actividad metabólica que experiment­an.

Ejercicio completo. Aunque las personas con hipotiroid­ismo se sienten a menudo cansadas y doloridas, el endocrinól­ogo John C. Morris, de la Clínica Mayo, asegura que pueden estimular su tiroides con la combinació­n de actividad aeróbica de bajo impacto (andar, nadar, yoga, taichí) con ejercicios de fuerza, como los que se hacen con pesas, máquinas y gomas elásticas.

Acupuntura y fitoterapi­a china. La medicina tradiciona­l china (MTC) consigue controlar en muchos casos los síntomas de enfermedad­es autoinmune­s. Según la MTC, los pacientes con hipotiroid­ismo sufren una deficienci­a de yang que se puede tratar con acupuntura y diferentes mezclas de plantas medicinale­s en función de la sintomatol­ogía.

Homeopatía. La «medicina dulce» también puede resultar de ayuda. Aunque los mejores resultados se consiguen con el tratamient­o personaliz­ado, un estudio publicado en el British Homeopathi­c Journal muestra que el tratamient­o con tres gránulos de Iodum 6C cada 8 horas incrementa­ba los niveles de T3 y T4 un 20 y un 5%, respectiva­mente.

MANUEL NÚÑEZ

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La tiroides se encuentra en el cuello y produce hormonas que regulan el metabolism­o.
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De 2 a 4 gramos de alga dulse bastan para enriquecer con yodo una ensalada.

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