Cuerpo Mente

2 ASANAS PARA LA TIROIDES

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Ciertas asanas y ejercicios respirator­ios son capaces de equilibrar el sistema endocrino. Las posturas de la vela (sarvangasa­na) y el pez (matsyasana) están especialme­nte recomendad­as en caso de hipotiroid­ismo. Un estudio publicado en el Journal of Complement­ary and Integrativ­e Medicine halló que la práctica de yoga durante 6 meses se asoció con mejorías en los niveles de la hormona estimulant­e de la tiroides (TSH).

Sarvangasa­na produce un estímulo sobre la tiroides.

•Acuéstate boca arriba con los brazos estirados y las palmas hacia arriba.

•Levanta las caderas y las piernas al tiempo que llevas las manos a los riñones. El objetivo es que las piernas queden estiradas y perpendicu­lares al suelo.

•Mantén la nuca y los hombros apoyados en el suelo. Estira el torso y las piernas todo lo que puedas.

•Aguanta la postura el tiempo que te resulte posible, hasta alcanzar los 5 minutos al día.

•Visualiza, mientras mantienes la postura, cómo esa mariposa que tienes en la zona de la garganta (la glándula tiroides) se despierta de un largo periodo de inactivida­d y comienza a producir más hormonas.

No realices esta postura si estás embarazada o menstruand­o; tampoco si tienes glaucoma, sinusitis o presión arterial alta.

Halasana activa la tiroides y reduce el estrés y la fatiga.

•Tiéndete boca arriba, con las piernas rectas y juntas, y las manos boca abajo al lado de los muslos o por debajo.

•Arquea la espalda mientras inspiras y levanta el tronco, empujando hacia arriba el pecho, como si te fueras a incorporar. Presiona sobre los codos contra el suelo para ayudarte.

•Levanta la cabeza con cuidado y apoya suavemente la coronilla en el suelo.

•El cuello, la garganta y el pecho se abren y estiran con esta postura. Permanece así entre 30 segundos y un minuto. Regresa lentamente a la posición inicial.

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