GRAN VARIEDAD DE NUTRIENTES Y SABORES
En todos lados. Incluso en ambientes urbanos, donde impera el asfalto, se puede observar cómo crece algún puñado de plantas que aprovechan cualquier resquicio para brotar, ya sea en las aceras, emergiendo de las fisuras de los ladrillos o bien en muros, escalinatas y terraplenes. Otras lo harán en descampados, en solares abandonados, en jardines y parques públicos. Y sobre todo en márgenes de caminos, en herbazales y en huertos. Una gran variedad. En este recorrido que emprendemos para localizar plantas silvestres comestibles, podemos toparnos con verdolagas, cenizos, pamplinas, malvas, borrajas, zanahorias silvestres, cerrajas, arvejas, llantenes...
El entorno influye. Si residimos en ambientes periurbanos o rurales, claro está, las posibilidades de hallar plantas silvestres comestibles aumentarán considerablemente, incluyendo, aparte de las ya citadas, los distintos jaramagos, la lobularia, la bolsa de pastor, el diente de león, el apio caballar, la rúcula silvestre, el rábano silvestre, la achicoria silvestre, la colleja, el hinojo, la ortiga, la ortiga blanca, la pimpinela menor, la romaza y la acelga silvestre entre otras.
Frutos silvestres. No hay que olvidar que la naturaleza también nos regala los frutos de árboles o arbustos silvestres, como es el caso del níspero, el manzano silvestre, el saúco, la zarzamora o el moral.