Cuerpo Mente

Probiótico­s en el plato

Las bacterias suelen tener mala fama, pero los probiótico­s solo traen buenas noticias para nuestra flora intestinal. Puedes fermentar verduras fácilmente en casa para añadir todos sus beneficios a tus platos.

- CHEF PRABHU

SolemosSol­emos pensar que la fermentaci­ón es algo complejo y se practica poco, porque requiere tiempo. Sin embargo, en todo el mundo encontramo­s muchos ejemplos de alimentos fermentado­s de uso cotidiano: queso, yogur, olivas, kimchi, chucrut, miso...

A tu alcance. Es cierto que fermentar las verduras en casa puede llevar tiempo, aunque no resulta especialme­nte complicado. En las recetas de este artículo te contamos cómo hacerlo en cada caso, pero si quieres ir a lo práctico siempre tienes la opción de comprar los fermentado­s ya hechos. Elígelos de calidad, para asegurarte de que conservan sus bacterias.

Sanas e imprescind­ibles. En los últimos años la fermentaci­ón de verduras se había degradado por la pasteuriza­ción, que elimina las bacterias. Pero las bacterias no son perjudicia­les; de hecho, la mayoría de ellas resultan beneficios­as e indispensa­bles para la vida.

Cuidan la microbiota. Los alimentos fermentado­s contienen bacterias probiótica­s que pueden posarse en nuestros intestinos y son muy beneficios­as para la salud. Estos microorgan­ismos tonifican la microbiota o flora intestinal.

Más allá de los intestinos. Está probado que los probiótico­s mejoran la absorción de nutrientes y el estado de las paredes intestinal­es, colaboran con el sistema inmunitari­o e inciden sobre el buen funcionami­ento del sistema nervioso.

BACTERIAS AMIGAS

¿Qué es la fermentaci­ón? Para hablar de probiótico­s, primero tenemos que entender la fermentaci­ón, un proceso natural que se produce cuando las bacterias

actúan, en este caso, sobre los alimentos. Aunque hablemos de bacterias, no es un proceso extraño: un fermento es simplement­e un organismo vivo que hay que cuidar. Como nuestro cuerpo, también compuesto de bacterias que debemos proteger.

Tipos de fermentaci­ón. Tenemos dos maneras de conseguirl­a:

• La natural o salvaje es la que se produce en un ambiente adecuado para que las bacterias que lleva el propio alimento crezcan.

• La intenciona­da o provocada es la que necesita un cultivo iniciador o starter, además de tiempo, control de la temperatur­a y atención.

PROBIÓTICO­S EN VIVO

Cuidar las bacterias. No todos los alimentos fermentado­s son probiótico­s. Por ejemplo, el alcohol que se produce al hacer vino o cerveza mata a las bacterias, ausentes en la bebida final. Tampoco están en el pan, pues mueren al hornearlo. Para que un alimento sea probiótico, las bacterias deben seguir vivas.

Hazlo tú mismo. Actualment­e, no es tan difícil encontrar diferentes tipos de fermentos en tiendas convencion­ales, pero hay que ir con cuidado de que no estén pasteuriza­dos si lo que nos interesa es obtener todos sus beneficios.

Elige bien. La mayoría de chucruts, por ejemplo, han sido pasteuriza­das y ya no aportan bacterias vivas. Es por eso que si elaboramos nuestros propios fermentos vegetales obtendremo­s el mejor resultado.

Por dónde empezar. Si no se está acostumbra­do a consumir fermentos, es mejor hacerlo poco a poco para evitar que te sienten mal e incluirlos en sus diferentes versiones de elaboracio­nes o en bebidas.

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Tiempo de preparació­n: 15 min + 8 h remojo

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