Cuerpo Mente

Recupera o agudiza tu visión

Es posible aumentar la agudeza visual y prevenir las enfermedad­es más comunes con entrenamie­ntos específico­s.

- CLAUDINA NAVARRO Y MANUEL NÚÑEZ

ConCon los años se va perdiendo agudeza visual. Las gafas, las lentillas o la cirugía son los únicos remedios para problemas ya desarollad­os como la miopía y la hipermetro­pía, el astigmatis­mo o la presbicia (vista cansada), pero existen técnicas sencillas y no invasivas para mejorar la calidad de la visión y prevenir el empeoramie­nto.

Vemos con el cerebro. La visión es el resultado del trabajo conjunto de los ojos y el cerebro. Podemos cuidar los ojos con ejercicios específico­s y buenos alimentos, pero sobre todo podemos actuar sobre el cerebro.

Estado de ánimo. Un estudio reciente realizado por psiquiatra­s y psicólogos de la Universida­d de Helsinki, publicado en el Journal of Psychiatry and Neuroscien­ce, ha demostrado que las personas con depresión tienden a ver peor, lo que demuestra la influencia del estado mental sobre la visión.

Cómo procesas lo que ves. La explicació­n está en que para ver bien no solo importan los ojos, pues el cerebro tiene que procesar la informació­n. Según el estudio finlandés, los pacientes deprimi

dos aprecian un detalle menor en lo que ven. Lo que nos enseña el estudio es que la participac­ión del cerebro permite diseñar ejercicios visuales y mentales que potencian la agudeza. El oftalmólog­o Rui Hiramatsu, autor del libro Mejora tu vista en 3 minutos (Editorial Kitsune), es el creador de uno de los métodos de entrenamie­nto visual más reconocido­s.

ENTRENAR EL CEREBRO PARA VER MEJOR

Enfocar con la mente. Los ejercicios de Hiramatsu consisten en observar páginas llenas de patrones similares (denominado­s parches de Gabor) y encontrar los que son idénticos. Estos parches están compuestos por líneas borrosas que provocan un esfuerzo del cerebro para aclararlas.

La técnica de la hoja en blanco. Además de los parches de Gabor, Hiratsu propone otro ejercicio para mejorar la agudeza visual que se puede realizar en cualquier lugar y momento: toma una hoja impresa por un solo lado e intenta leer lo que pone mirando al trasluz por la cara en blanco. Puedes practicar tres minutos una vez al día. Reduce la presbicia. Estas prácticas, a la que se dedica diariament­e de 3 a 10 minutos, conllevan un estímulo cerebral cuya eficacia para reducir la presbicia ha sido demostrada por estudios realizados en la Universida­d de California y en la Universida­d de Kansas. Inteligenc­ia natural. Hiramatsu explica que la visión humana funciona como una cámara fotográfic­a digital: por un lado está la lente (los ojos) y por otro el software (el cerebro) encargado de procesar la luz que llega al sensor. El resultado es la imagen tal y como la vemos. En este proceso de creación, el cere

bro actúa como esas inteligenc­ias artificial­es que mejoran la imagen obtenida por la lente del teléfono móvil: si es borrosa, puede añadir informació­n interpreta­ndo el contexto de cada píxel. Lo que hacen los ejercicios de Hiramatsu con los parches de Gabor es entrenar esta capacidad del cerebro para ver con más claridad.

Gimnasia mental. Los ejercicios de agudeza visual tienen además efectos secundario­s positivos, pues sirven como una gimnasia mental que previene la aparición de la demencia y fortalece la memoria y la capacidad de concentrac­ión.

EVITAR LA FATIGA VISUAL

Problemas distintos. «Vista cansada» y «fatiga ocular» parecen conceptos sinónimos, pero no lo son. La vista cansada se refiere a la presbicia o dificultad para ver con claridad de cerca y aparece naturalmen­te a partir de los 40 años de edad.

Demasiado esfuerzo. La «fatiga ocular», en cambio, es el resultado del esfuerzo que realizan los ojos al mirar pantallas, leer o conducir durante muchas horas. Los síntomas son dolor de cabeza, picor de ojos, visión borrosa, sensibilid­ad a la luz o sensación de que no se

pueden mantener los ojos abiertos, entre otros. Los consejos para prevenir la «fatiga visual» son útiles para cuidar los ojos en general. Hábitos saludables. Además de los ejercicios que explicamos en la página anterior, conviene adoptar hábitos saludables. Por ejemplo, si trabajamos 8 horas delante del ordenador, no es lo mejor para los ojos que luego pasemos más horas de tiempo libre delante de la pantalla. Colocar bien la pantalla. En el trabajo, para reducir el estrés que sufren los ojos, coloca la pantalla a la longitud de tu brazo (un mínimo de 50 cm). También es importante la altura: coloca la silla y la pantalla de manera que tus ojos queden a la altura del borde superior del monitor.

LA MEJOR LUZ

Evita la luz azul. Por un lado, podemos usar los controles de la pantalla para que emita tonos cálidos en lugar de azulados, pues estos son más agresivos con los ojos e inhiben la secreción de la hormona melatonina, esencial para el sueño y el descanso. Algunos monitores permiten elegir un modo nocturno que puede ser el más adecuado para todo el día. Además del color, podemos modificar el brillo y el contraste. Conviene que el contraste sea alto y la intensidad moderada. Iluminació­n ambiental. La luz, si es posible, natural, debe proceder de detrás nuestro (cuidando de que no se produzcan reflejos en la pantalla) y no debe ser demasiado intensa. Produce tanto cansancio realizar un esfuerzo porque la luz es demasiado tenue como someter los ojos a una luz demasiado brillante. En el caso de la iluminació­n artificial, si podemos elegir el color, por la mañana puede ser blanco-azulado blanco-azulado (5.000 kelvin) y por la tarde, más cálido (2.500 kelvin). Hidratar los ojos. Cuando permanecem­os concentrad­os en una tarea reducimos drásticame­nte el número de veces que parpadeamo­s, con lo que la córnea se puede resecar e irritar. Como parpadear consciente­mente no es fácil, una solución puede ser aplicarse de vez en cuando una gotas homeopátic­as de Euphrasia.

Calidad del aire. Un aire de mala calidad, demasiado seco o contaminad­o, puede causar fatiga visual. La calefacció­n, los ventilador­es y las corrientes del aire acondicion­ado tienden a resecar el aire y los ojos. Si no resulta suficiente con renovar el aire abriendo las ventanas, puedes recurrir a aparatos humidifica­dores y purificado­res. Descanso necesario. Una forma sencilla de evitar la fatiga visual es limitar el tiempo de las actividade­s que requieren un esfuerzo constante por parte de los ojos, dedicar menos tiempo a los dispositiv­os digitales y disfrutar más del aire libre. Ten en cuenta que a partir de las dos horas delante de una pantalla ya aumenta el riesgo de sufrir fatiga visual.

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El tiempo que pasamos al aire libre compensa el efecto sobre la visión de estar encerrado entre paredes.
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En cualquier momento puedes practicar el enfoque a distintas distancias.

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