LA MAGIA DE VIVIR

La vida sorprende con momentos que, si prestamos atención, nos revelan su magia. Dejarse contagiar por esta mirada llena el día a día de ilusión.

EnEn la infancia, nos asombraba que el ilusionista extrajera del sombrero un pañuelo, una flor, cualquier objeto que antes no existía. Pero eso mismo es lo que hacemos, momento a momento, en la vida. Nuestros actos y palabras, pensamientos incluso, instantes antes no existían. La vida es creación continua, y a la vez nos descubre lo que ya estaba allí sin que fuéramos conscientes. La palabra asombro, de hecho, significa ‘sacar de las sombras’, como el mago que muestra lo que estaba ahí, pero no éramos capaces de ver. Cada día es un sombrero en apariencia vacío del que saldrá todo aquello que nuestra ilusión sea capaz de crear. Como una hoja en blanco en la que plasmas un poema que nunca ha existido. Y eso... ¡es magia! Mientras tomas el té, mientras miras por la ventana y la claridad envuelve tus pensamientos, la magia se despliega en el teatro del mundo. Cuando mantienes una conversación cálida, al abrazar a alguien –incluso

a distancia–, también cuando proyectas tus sueños, estás haciendo magia. Algo que no estaba ahí aparece en el escenario de tu vida, dotándola de un nuevo sentido.

MAGOS EN NUESTRA PROPIA VIDA

A partir de aquí tomamos una importante decisión. Podemos decidir ser espectadores ocasionales del milagro o devenir verdaderos magos, conscientes de nuestra capacidad para generar ilusiones en los demás o en uno mismo. La magia, además, puede transportarse y compartirse. Es extremadamente contagiosa. Vive en las canciones, en la luz cambiante de la jornada, en el misterio de una mirada o sonrisa, dentro de un libro que renace con cada lector. En esta revista donde estamos tú y yo. Porque la vida es verdadera magia, y lo mejor de todo: no tiene truco.