AL CEREBRO LE GUSTA EL BRÓCOLI
Es un tesoro para el organismo entero y en especial para el cerebro, pues lo beneficia de al menos cuatro formas.
CONEXIÓN NEURONAL.
El sulforafano, que se forma al masticar o cocinar el brócoli, cuando interaccionan la enzima mirosinasa y los isotiocianatos, aumenta las denominadas «proteínas de choque térmico», que mejoran la comunicación entre neuronas a través de las sinapsis. Esta propiedad del sulforafano ha hecho que se investigue su utilidad en el tratamiento del autismo, pues las personas afectadas mejoran cuando se estimulan estas estas proteínas.
ENERGÍA.
Las mitocondrias son orgánulos de las células cuya función es producir energía a partir de los nutrientes. Cuando te sientes cansado, una razón puede ser que no están funcionando a tope. El sulforafano del brócoli es capaz de aumentar el número y mejorar el funcionamiento de las mitocondrias y, con ello, equilibra el metabolismo. Esta propiedad resulta muy interesante para el cerebro, el órgano que más energía consume.
ANTIOXIDANTE.
Varios nutrientes, como las vitaminas C y E, por ejemplo, tienen la capacidad de combatir la oxidación que puede dañar el tejido cerebral. El sulforafano del azufre también es antioxidante y el que posee mayor capacidad para aumentar los niveles de NRf2, un «regulador maestro» que desencadena la respuesta del cuerpo contra factores ambientales estresantes. Esta respuesta incluye la activación de genes protectores.
PROTECCIÓN.
La inflamación del cerebro está detrás de muchos trastornos degenerativos que pueden afectar a este órgano, como la enfermedad de Alzheimer y la de Parkinson. Los análisis muestran que las personas con un exceso de neuroinflamación muestran niveles altos de una proteína llamada NF-kappa-beta. El brócoli, gracias al sulforafano, reduce la proteína NF-kappa-beta y, en consecuencia, protege frente a la inflamación.