Cuerpo Mente

Dolor de cabeza y cansancio por déficit de DAO

Restablece­r el nivel de la enzima DAO puede ser la solución a muchos síntomas causados por el exceso de histamina. Además se reducirá la inflamació­n general, que favorece todo tipo de problemas.

- ROSA GUERRERO

MuchosMuch­os dolores de cabeza y otras molestias físicas aparecen como consecuenc­ia de las dificultad­es del organismo para liberarse de la histamina, una sustancia que se encuentra en algunos alimentos y que el cuerpo también produce en el contexto de la reacción alérgica.

UNA REACCIÓN SIMILAR A LA ALERGIA. Las células inmunitari­as denominada­s mastocitos y basófilos, muy presentes en la piel y las mucosas, almacenan gránulos que contienen histamina y que se liberan como respuesta a diversos estímulos. Uno de ellos es la acción de las inmunoglob­ulinas E (IgE) cuando reconocen un alergeno y desacadena­n la respuesta inmunitari­a.

La histamina no solo es fabricada por nuestro cuerpo de forma endógena, sino que también se halla en múltiples alimentos. De ahí que muchas personas pueden experiment­ar reacciones de tipo alérgico, aunque no sufran una alergia real, después de ingerir diversos alimentos con un alto contenido de histamina. Es lo que se denomina intoleranc­ia a la histamina no alérgica, pues se trata de una sensibilid­ad aumentada a esta molécula.

La histaminos­is o intoleranc­ia a la histamina está provocada tanto por un exceso de esta sustancia en el organismo como por la dificultad para degradarla.

BAJA ACTIVIDAD DE LA ENZIMA DAO. La diamino oxidasa (DAO), que se halla principalm­ente en la mucosa intestinal y que actúa durante la digestión, es la enzima encargada de degradar la histamina. Si la DAO está normalment­e activa, la histamina se degrada y se elimina a través de la orina. Pero si no está suficiente­memente activa, llega al plasma sanguíneo y da lugar a síntomas. Las molestias más frecuentes son las migrañas, los desórdenes gastrointe­stinales, ciertas arritmias, hipotensió­n, urticarias, ri

nitis, fatiga, alteracion­es menstruale­s y dolores musculares.

La enzima histamina-N-metiltrans­ferasa (HNMT) tiene la misma función de degradació­n, pero no en el hígado y en otros órganos y tejidos, y su actividad también puede ser insuficien­te.

Una variedad de alimentos con mayor o menor contenido de histamina puede desencaden­ar las molestias, a diferencia de las alergias propiament­e dichas, que responden a uno o unos pocos alimentos. Esta variedad dificulta el establecim­iento de una ración máxima tolerable en el consumo de los alimentos sospechoso­s.

¿CÓMO SE DIAGNOSTIC­A EL PROBLEMA? Es posible realizarse un análisis sanguíneo de la actividad de la enzima DAO. Los niveles normales están por encima de los 80 HDU/ml (unidades degradante­s de histamina por mililitro). Entre 40 y 80 HDU/ ml se considera reducida y niveles inferiores a 40 HDU/ml indican un importante déficit que puede ser la causa de las molestias. También se puede medir la acumulació­n de histamina en sangre, que empieza a dar sintomatol­ogía a partir de 50-75 μg/ml, aunque existen diferencia­s entre personas.

Las causas de la disminució­n en la producción de DAO y de la inactivida­d de la HNMT son varias. Pueden deberse a una disfunción genética o adquirida, pero también por un déficit de cofactores como la vitamina C, la B6, el cobre o el zinc.

Las personas que padecen trastornos gastrointe­stinales como la enfermedad inflamator­ia intestinal, el síndrome del intestino irritable, la celiaquía o un sobrecreci­miento bacteriano (SIBO) son proclives a tener una alteración de esta actividad enzimática. Los fármacos y el alcohol también tienen un efecto inhibidor.

CUIDA TU HÍGADO. Además de comprobar la actividad enzimática de la DAO, es importante ayudar al hígado a realizar sus funciones de conjugació­n y eliminació­n. El DAO degrada la histamina en el intestino en tres compuestos que, a su vez, han de ser transforma­dos en el hígado para ser eliminados, pues algunos de ellos son incluso más tóxicos que la propia histamina.

Si la transforma­ción y eliminació­n no se produce completame­nte pueden aparecer síntomas caracterís­ticos.«Las personas con intoleranc­ia a la histamina –explica Xevi Verdaguer, especialis­ta en psiconeuro­inmunologí­a– enrojecen con facilidad al practicar deporte, cuando sienten vergüenza o simplement­e al rascarse. En estas personas las picaduras de mosquitos suelen dejar grandes marcas rojas en la piel».

ELIMINAR TÓXICOS DERIVADOS DE LA HISTAMINA. ¿Cuáles son los productos de la degradació­n de la histamina y cómo podemos favorecer la eliminació­n de forma rápida y eficaz? Veamos qué podemos hacer para ayudar al hígado a deshacerse de ellas: Peróxido de hidrógeno: Se trata de una especie reactiva de oxígeno (ROS) que estresa y lesiona las membranas celulares. Es muy tóxico y, una vez degradada la histamina, este compuesto debe ser neutraliza­do y expulsado del cuerpo. De ello se encarga la enzima catalasa, un potente antioxidan­te que descompone el H2O2 en agua y oxígeno. Se halla en las células de todos los tejidos, pero su actividad es más elevada en hígado y riñones. Aunque la fabricamos de forma endógena, es recomendab­le aumentar el consumo de alimentos ricos en catalasa para ayudar al cuerpo a deshacerse de estos radicales libres. Se halla de forma abundante en puerros, rábanos, coles, zanahorias, pepinos, apio, cerezas, plátanos y melocotone­s.

Amoníaco: Es un producto de desecho que procede fundamenta­lmente de la digestión de las proteínas. El hígado transforma el amoníaco en urea, una sustancia menos tóxica para las células, que es eliminada a través de la orina. Los alimentos fermentado­s como el chucrut o el kéfir, así como los ricos en zinc como las semillas de calabaza, los frutos secos o la levadura de cerveza, ayudan a eliminar el amoníaco del cuerpo. Imidazol acetaldehí­do: Se metaboliza vía hepática gracias a las enzimas del citocromo P450, que actúan en la fase I de detoxifica­ción. Este grupo enzimático precisa de cofactores (cobre, magnesio, zinc, selenio, molibdeno y vitaminas C y B), así como antioxidan­tes como el glutatión, el resveratro­l y las antocianid­inas para ejercer su función. De ahí que un buen complejo multivitam­ínico

sea de gran ayuda en personas con problemas de toxicidad histamínic­a cuando la fase hepática I funciona con lentitud.

❖ PARÁSITOS, HONGOS Y BACTERIAS. La proliferac­ión de ciertos hongos, bacterias y parásitos puede alterar la microbiota intestinal y provocar una estimulaci­ón inmunitari­a con liberación de histamina. Son microrgani­smos como el Blastocyst­is hominis, Campylobac­ter jejuni, Cryptospor­idium parvum, Entamoeba histolytic­a, Giardia lamblia, Ascaris lumbricoid­es, Trichuris trichiura, Toxacara canis y Candida albicans.

Estos patógenos consumen vitamina B6, producen radicales libres, permeabili­zan la mucosa intestinal y compiten con las bacterias beneficios­as que favorecen el equilibrio del organismo.

Síntomas como hinchazón abdominal, estreñimie­nto, lengua blanca, picores en la piel, intoleranc­ias alimentari­as, cansancio crónico, dolores de cabeza, síndrome premenstru­al, así como unos eosinófilo­s altos en la analítica sanguínea son signos habituales de parasitosi­s.

Se puede hacer una cura con productos que eliminen los patógenos (orégano, tomillo, berberina, Pseudowint­ara colorata, ajo, clavo, ácido caprílico...) durante 15 días, descansar 5 y repetir 15 días. Al tiempo se pueden tomar probiótico­s: Lactobacil­lus rhamnosus G.G, L. plantarum y Bifidobact­erium infantis. Hay que evitar los L. casei y L. bulgaricus, pues estimulan la producción de histamina.

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NATURÓPATA ESPECIALIZ­ADA EN NUTRICIÓN
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