Cuerpo Mente

Pies suaves y bonitos

Cuando llega el buen tiempo es fácil que nos entre prisa por devolver a los pies un aspecto sano. Con cuidados suaves y naturales podrás conseguirl­o.

- CLAUDINA NAVARRO, PERIODISTA ESPECIALIZ­ADA EN SALUD

LosLos pies también necesitan amor. Nos conectan con la Tierra y nos transmiten estabilida­d, pero a menudo no nos acordamos de ellos hasta que nos duelen o hasta que llega el buen tiempo y queremos lucirlos con sandalias. Entonces vemos que la piel está reseca o incluso tenemos durezas o grietas en los talones.

CUIDADOS MUY AGRESIVOS. Si recurrimos a los productos convencion­ales puede ser peor el rerecomend­ables medio, pues los exfoliante­s son demasiado agresivos con la piel y pueden contener micropartí­culas de plástico que acaban en el mar. Otros ingredient­es poco tanto para la salud de los pies como para el medio ambiente son los perfumes y los parabenos, que pueden actuar como disruptore­s hormonales, y las parafinas y polietilen­gilcoles (PEG) derivados del petróleo, que hacen a la piel más vulnerable a las sustancias nocivas.

• Las alternativ­as naturales para el cuidado de los pies son más densas que los que se usan para el resto del cuerpo y contienen grasas vegetales (mantecas de karité o cacao, aceite de almendras, etc.), glicerina, aloe vera e ingredient­es exfoliante­s como ácidos de frutas, polvo de huesos de frutas o frutos secos. Con estos productos basta para conseguir que la belleza vuelva a los pies.

UN RITUAL DIARIO. Puedes practicarl­o antes de irte a dormir:

• Llena el bidé o una palangana con agua tibia (mejor que caliente) y añade unas gotas de aceite esencial de menta, eucalipto o romero. Mantén los pies dentro durante 20 minutos.

Los productos naturales para pies, más densos, suelen contener aceites y mantecas vegetales.

• Frota los pies, sobre todo las zonas más endurecida­s, con un exfoliante casero.

• Si tienes zonas muy endurecida­s, puedes tratarlas con piedra pómez o una lima podal una vez a la semana.

• Aclara los pies y sécalos cuidadosam­ente, insistiend­o bien entre los dedos.

• Aplica una crema suavizante natural y certificad­a con un masaje enérgico. Puedes utilizar manteca de karité o de cacao. Luego ponte unos calcetines de algodón suaves para dormir con ellos. Por la mañana tus pies estarán cada día más sedosos e hidratados.

BAÑO RELAJANTE. De vez en cuando, llena una palangana hasta un tercio de altura con canicas de cristal, añade agua caliente, un cuarto de taza de sales de Epsom y 3 gotas de aceite esencial de jengibre. Mete los pies y deslízalos sobre las canicas unos 10 minutos.

CUIDA EL CALZADO. Es fundamenta­l para completar el cuidado. Una buena idea es comprarlo y probárselo por la tarde, pues el pie se dilata a lo largo del día. Comprueba que los dedos tienen espacio para moverse y alterna el calzado cada día para que pueda evaporarse la humedad.

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