CRECE SIN FORZAR
Observa y suelta.
Siéntate como puedas en el suelo, cruzando las piernas o no. Explora tu respiración, todo tu cuerpo. Respira hondo y déjate caer, como si no pudieras más.
Crece.
Respira bien hondo otra vez y empieza a enderezar tu espalda desde los isquiones, suavemente. Estira un brazo, el otro, los dos a la vez. Disfruta. Mueve tu cuello de lado a lado, poco a poco, ondula tu columna. Estás ya preparando la postura de meditación.