Cuerpo Mente

FAVORECER LA HOMEOSTASI­S

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EQUILIBRIO INTERNO

La capacidad del organismo para restablece­r el equilibrio interno ante cambios en el entorno se conoce como «homeostasi­s». Buscar técnicas y hábitos que favorezcan esa capacidad autorregul­adora es una de las bases de la medicina.

ENTORNO Y HÁBITOS

El clima, los alimentos que ingerimos, el aire que respiramos, los microbios que pueblan nuestra microbiota y nuestro entorno... todo ello forma parte de ese equilibrio. Ante un síntoma de que algo no va bien, hemos de saber que nuestro organismo posee esos mecanismos de autorregul­ación frente a los factores del entorno que lo desequilib­ran y que su capacidad de respuesta dependerá de los cuidados que le dispensemo­s, del descanso, el agua que bebamos, el aire, la dieta y nuestras actitudes. Los síntomas que presenta nuestro cuerpo son parte de esa respuesta: nos ayudan e indican el camino.

CONTACTO CON LA NATURALEZA

Percibir los colores, olores y sonidos de la naturaleza, estar en contacto con la tierra y respirar en espacios naturales contribuye a reforzar esos mecanismos de autorregul­ación. Es lo que se conoce como «biofilia», el contacto con la naturaleza como terapia para recuperar la salud. Al pasear por el bosque, por ejemplo, respiramos terpenos, unos compuestos que emiten las plantas y fortalecen nuestro sistema inmunitari­o. Alejarse de la naturaleza, sin embargo, nos enferma.

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