ALIARSE CON LA FIEBRE
DOBLE FUNCIÓN
La fiebre da cansancio y quita el hambre: nos pide reposo y ayuno, que ayudan a recuperarse. Sin embargo, no solo ayuda a combatir la infección o resolver el problema de origen. Está también para decirnos que hay que estar atentos, nosotros y los demás. De hecho, la mayoría de veces necesitamos ayuda. Por eso, el mismo calor de la fiebre creará tensión en quienes nos rodean, incitándoles a quedarse, preguntarnos y ayudarnos.
CÓMO APOYARLA
La fiebre persistirá mientras el cuerpo no tenga controlada la infección. Si la suprimimos con antitérmicos, nos tranquilizaremos, pero será una falsa tranquilidad. En cambio, se puede aliviar el malestar con compresas o baños a la vez que nos aseguramos de hidratarnos bien tomando agua, zumos, caldos... Los demás pueden crear un clima de confianza, que sepamos que están atentos a nuestro dolor.
CUÁNDO INTERVENIR PARA BAJARLA
En general, ante temperaturas de más de 39°C, sí nos pondremos en guardia para bajar la fiebre. También si se alarga días, si hay mucho malestar o decaimiento, o si aparecen convulsiones u otras reacciones graves, sabiendo que esta intervención, la mayoría de las veces, más que curativa será solo sintomática. Lo mejor, en cualquier caso, es usar medios higiénicos sencillos y sin contraindicaciones. Lo más habitual es el baño templado (30-35°C), que ayuda a bajar la temperatura, relaja y ejerce una benéfica acción de limpieza.