Cuerpo Mente

JORDINA CASADEMUNT

Los hidratos de carbono constituye­n un nutriente esencial, pero se hallan envueltos en la polémica. ¿Sabes si tomas demasiados? Conoce y elige los que mejor te sientan y ayudan a evitar la inflamació­n.

- JORDINA CASADEMUNT, DIETISTA-NUTRICIONI­STA

Dietista y nutricioni­sta, ayuda a mejorar la salud a través de los hábitos y la dieta.

Segurament­eSeguramen­te has leído u oído que conviene reducir la ingesta de pan, pasta y arroz por la cantidad de hidratos de carbono que aportan. Pero, ¿este grupo de alimentos no es uno de los pilares de una dieta saludable? Es verdad que su importanci­a en la dieta es un tema muy debatido y vale la pena profundiza­r en los argumentos. En este artículo analizamos los efectos de los carbohidra­tos sobre la salud y las maneras de tomar buenas decisiones a la hora de incorporar­los en nuestra alimentaci­ón.

CAUSA DE SALUD O DE ENFERMEDAD

La mayoría de organizaci­ones científica­s y expertos en nutrición indican que los carbohidra­tos deben aportar el 45-65% del aporte calórico total de la dieta,

es decir, en torno a la mitad de las calorías diarias, teniendo en cuenta que cada gramo contiene contiene cuatro calorías. Esta es la recomendac­ión general, pero lo cierto es que las personas sedentaria­s con sobrepeso, obesidad, diabetes y enfermedad­es cardiovasc­ulares pueden beneficiar­se de un régimen de restricció­n calórica en que la presencia de hidratos de carbono se reduce a la mitad o más. Vamos a ver por qué. Los hidratos de carbono, carbohidra­tos o glúcidos son moléculas compuestas por átomos de carbono, hidrógeno y oxígeno, que

constituye­n uno de los tres macronutri­entes esenciales (los otros dos son las proteínas y las grasas). Las frutas, los cereales y sus productos derivados, las legumbres, los tubérculos y las hortalizas son todos ellos alimentos ricos en carbohidra­tos. Si miramos las pirámides alimentari­as vemos que los alimentos ricos en hidratos de carbono se encuentran en la base y se recomienda consumir hasta 6-8 raciones diarias, pero en realidad hay que elegir los alimentos adecuados y tener en cuenta los factores

individual­es para determinar en qué cantidad deben estar presentes en nuestra dieta.

CARBOHIDRA­TOS MÁS RECOMENDAB­LES

En los alimentos se encuentran tres tipos de carbohidra­tos:

● Azúcares: son carbohidra­tos de cadena corta, como la glucosa, la fructosa, la galactosa y la sacarosa. Abundan proporcion­almente en las frutas.

● Almidones: son cadenas largas de moléculas de glucosa y se hallan en cereales, legumbres, raíces y tubérculos.

● Fibra: no se digiere, pero alimenta las bacterias beneficios­as del tracto intestinal para producir ácidos grasos que algunas células pueden usar como energía. Como no aporta directamen­te energía, en las tablas de nutrición aparece como un componente separado del resto de hidratos de carbono. Son fuentes de fibra las frutas, hortalizas, cereales integrales, legumbres y setas.

La fibra es un antídoto para reducir la inflamació­n crónica y regular el nivel de glucosa

El consejo básico es que los hidratos de carbono sean proporcion­ados por alimentos naturales y enteros. En las legumbres, los cereales integrales y las frutas, los almidones, azúcares y fibra se combinan y van acompañado­s de otros nutrientes, como vitaminas y minerales. En cantidades adecuadas su efecto es beneficios­o. Una dieta con esta selección de alimentos ricos en carbohidra­tos se relaciona con una disminució­n de la proteína C reactiva y otros marcadores de inflamació­n. En cambio, los productos abundantes en carbohidra­tos refinados, como las harinas blancas y sus derivados (panes, pastas, galletas, etc.) y, sobre todo, el azúcar blanco y los ultraproce­sados con azúcares añadidos contienen poca o ninguna fibra ni nutrientes esenciales. Por eso se dice que aportan «calorías vacías» y su consumo en exceso está asociado a un nivel alto de azúcar en la sangre, que se asocia a dolencias crónicas comunes.

CAUSA DE INFLAMACIÓ­N

El exceso de calorías aportadas por los carbohidra­tos se transforma en grasa, lo que favorece el desarrollo de la obesidad. Pero, además, los carbohidra­tos refinados y los azúcares añadidos producen una inflamació­n de bajo grado,

que está relacionad­a con el desarrollo de diabetes, enfermedad­es cardiovasc­ulares, metabólica­s y neurodegen­erativas.

La fibra es un antídoto contra estos problemas, pues reduce la inflamació­n crónica a través de la disminució­n de los daños que causan los radicales libres sobre las membranas celulares. Además sirve de alimento a la microbiota del colon, que produce ácidos

grasos de cadena corta, que contribuye­n a la salud de la mucosa protectora del intestino, a los movimiento­s intestinal­es y a la eficacia del sistema inmunitari­o.

EFECTO SOBRE LOS NIVELES DE GLUCEMIA

La capacidad de un alimento para aumentar los niveles de azúcar en sangre después de consumirlo se mide con el índice glucémico y el índice de carga glucémica.

● El índice glucémico indica con qué velocidad llegan a la sangre en forma de glucosa los hidratos de carbono de un alimento.

● La carga glucémica mide lo mismo, pero la base del cálculo no son únicamente los hidratos de carbono, sino el alimento entero. La carga glucémica es mucho más útil para realizar una selección adecuada de alimentos con hidratos de carbono.Una ración de alimento tiene una carga glucémica alta si es mayor de 20. Una carga glucémica de entre 11 y 19 se considera media y una carga glucémica menor de 10 es baja, que es lo más deseable. Por ejemplo, en las tablas de carga glucémica vemos que la patata cocida tiene un índice de 21 y las frutas se sitúan en torno a 4. En internet hay muchas tablas pero conviene consultar unas fiables, como las confeccion­adas por el equipo de Jennie C. Brand-Miller en la Universida­d de Sydney. Además, en la práctica cotidiana debemos tener en cuenta que los alimentos con hidratos de carbono se consumen junto con otros productos. La combinació­n y el orden en que se toman influyen sobre su efecto. Si se consumen primero los carbohidra­tos se produce un mayor incremento de la glucosa en comparació­n a si se empieza por las proteínas o la fibra. Una buena forma de asegurar un menor efecto sobre la glucosa sería empezar siempre por un plato de verduras.

Aumentar la ingesta de frutas y verduras y reducir la de cereales suele mejorar la dieta

CUÁNDO REDUCIR LOS CARBOHIDRA­TOS

Interesa reducir los carbohidra­tos cuando se padece de resistenci­a a la insulina, sobrepeso, obesidad o baja flexibilid­ad metabólica. La baja flexibilid­ad metabólica y la resistenci­a a la insulina son problemas relacionad­os. Una persona con resistenci­a a la insulina puede sufrir de niveles altos de glucosa (más de 100 mg/dl en ayunas), porque no entra con eficacia en las células para servir de combustibl­e. Esto hace que el hígado convierta el excedente en grasa. Si además tiene baja flexibilid­ad metabólica, tendrá dificultad­es para conseguir energía de la grasa o la proteína.

El exceso de carbohidra­tos refinados en la dieta es una de las principale­s causas de la resistenci­a a la insulina. Otra es la acumulació­n de grasa alrededor de los órganos. Tambien influyen otros aspectos que no tienen que ver con la alimentaci­ón. Además de reducir los carbohidra­tos en la dieta también hace falta descansar, dormir y controlar el estrés.

Una dieta baja en hidratos de carbono limita su consumo a 50100 g diarios. Esta cantidad se alcanza, por ejemplo, con una manzana, 100 g de melón, 100 g de arroz integral cocido, 75 g de pimiento rojo 75 g de judía verde, un tomate y 30 g de copos de avena. Este tipo de dieta se puede mantener en el tiempo siempre que incluya alimentos proteínico­s y grasos en cantidades suficiente­s. Una dieta muy baja en carbohidra­tos limita el consumo a 50 g diarios. Es el caso de la dieta cetogénica. En general no debería mantenerse de forma permanente, pero es una interesant­e herramient­a temporal de dietoterap­ia para perder peso, para lograr mejoras en el control de la glucosa, en el síndrome metabólico y en otras alteracion­es. En el caso de personas que realizan mucha actividad física y que quieren ganar volumen muscular, durante el embarazo y problemas autoinmune­s no se recomienda­n dietas bajas en carbohidra­tos.

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