Pepino: te nutre, limpia y protege
Esta hortaliza veraniega nos ayuda a mantenernos hidratados, eliminar toxinas y regular el colesterol. Podemos disfrutarlo en numerosas recetas de lo más refrescantes y deliciosas.
ElEl pepino es tan refrescante y ligero que solemos pensar que aporta agua y poco más. Es cierto que contiene mucha agua y eso lo hace muy ligero e ideal para hidratarse en verano, que es la estación del año en que madura naturalmente en la mata y resulta más nutritivo, jugoso y crujiente. Pero también contiene pequeñas cantidades de muchas otras sustancias que invitan a añadirlo a nuestras recetas siempre que podamos.
PODER DIURÉTICO Y DEPURATIVO
Las propiedades del pepino se deben especialmente a su aporte equilibrado de nutrientes, aunque también a su contenido en fitoquímicos antioxidantes que se concentran en la piel.
El pepino proporciona, por ejemplo, una buena cantidad de vitamina C, vitamina B5, ácido fólico, potasio y magnesio, además de pequeñas cantidades de oligoelementos como silicio, cobre, molibdeno y manganeso. El potasio, imprescindible para regular la tensión arterial y para el buen funcionamiento del sistema nervioso, es el mineral más abundante en el pepino. Este mineral es también el que convierte
al pepino en un alimento diurético útil para ayudar al organismo a depurarse.
Este efecto diurético sumado a su bajo aporte calórico y el efecto saciante de su fibra hacen que también se considere un ingrediente básico de las dietas para adelgazar y eliminar líquidos.
BUENO PARA LA PIEL
Nuestra piel también se beneficia del consumo de pepino y no solo por el efecto depurativo. La vitamina C (un pepino de 250 g cubre el 13% de las necesidades diarias) no solo estimula las defensas y protege las células del daño de los radicales libres; además es esencial para que podamos producir colágeno y mantener la piel sana y tersa.
El silicio que aporta el pepino es por otra parte un oligoelemento
básico para la formación del colágeno en la piel y los tejidos blandos del organismo. Y el molibdeno, el cobre y el manganeso son necesarios para la formación de determinados antioxidantes.
AMIGO DEL CORAZÓN
La piel del pepino contiene unas sustancias llamadas esteroles que lo hacen especialmente recomendable para cuidar del corazón, pues ayudan a equilibrar los niveles de colesterol. Además, investigaciones realizadas en la Universidad París SurParís XI y en el Instituto GustaveRoussy (Francia) han demostrado que unos compuestos fenólicos presentes en el pepino (varios lignanos, como el lariciresinol, el pinoresinol y el secoisolariciresinol) ejercen un efecto protec
tor ante las enfermedades cardiovasculares y ante varios tipos de cáncer, como los de mama, útero, ovario y próstata.
A las propiedades del pepino contra el cáncer también contribuye la presencia de las cucurbitacinas, unos terpenos que dan a esta hortaliza su sabor amargo.
FRESCOR EN TUS PLATOS
Por su poder refrescante y delicada textura, el pepino es muy empleado en ensaladas y guarniciones ligeras, pero también en salsas, cremas y originales zumos y batidos. La frescura que inunda nuestro paladar al degustarlo
se debe a su alto contenido en agua y condición energética
yin, y la mejor forma de aprovecharla para refrescarnos es usándolo en crudo y bien fresco. El pepino crudo es muy recomendable en cualquier ensalada, aperitivo o crudité. En estas recetas, ideales para el verano, le acompañan bien ingredientes como cebolla, aguacate, hinojo, aceitunas, canónigos, tomate y zanahoria, que ayudan a equilibrar el regusto amargo que tiene a veces. También hace migas con el queso, en especial el de cabra.
Otro alimento que se lleva bien con esta hortaliza es la fresa. Podemos
incluir fresas directamente en ensalada o bien formando parte de una vinagreta.
Hay salsas clásicas internacionales que aprovechan la buena relación que tiene el pepino con la
menta, el ajo y el limón como la salsa tzatziki, muy utilizada en la cocina griega. La base de esta receta es el yogur, pero también se pueden hacer deliciosas variantes veganas con yogur de soja o crema de coco. Para preparar la salsa podemos rallar el pepino o, si lo preferimos, cortarlo en daditos muy pequeños. En cualquier caso es aconsejable dejarlo un rato con un poquito de sal, en una escurri
dera, para que suelte algo de agua antes de mezclarlo con el resto de los ingredientes.
Aunque no es tan habitual, el pepino también se puede cocinar.
Para ello, lo mejor es escoger los ejemplares más consistentes y contar con que, como perderán mucha agua, encogerán. En cualquier caso no les conviene una cocción prolongada. A la parrilla resultan deliciosos: se cortan por la mitad a lo largo y se colocan boca abajo, solo unos minutos para que no se resequen. Se pueden acompañar de una mantequilla aromatizada con eneldo. También son ideales para salteados rápidos, especialmente al wok, pues al hacerse rápido a alta temperatura se sella la hortaliza por fuera y se mantiene crujiente por dentro. En este caso es aconsejable utilizar aceites que soporten
Al comer el pepino con la piel nos beneficiamos de sus saludables esteroles y de sus antioxidantes protectores
soporten bien las temperaturas altas, como el de oliva virgen de primera presión o el de cacahuete. Existen diferentes variedades de pepinos, de sabores similares. Los pepinillos, en cambio, son una variedad que se cultiva principalmente para encurtir. Se pueden encurtir en casa para obtener un producto rico en bacterias buenas para la microbiota.
Casan bien con el pimiento o las alcaparras y se pueden utilizar como guarnición del seitán o el tempeh. También resultan deliciosos si los envolvemos en una masa hecha de leche de coco y harina de garbanzos antes de freírlos.