Cuerpo Mente

Rejuvenece tus células

Oxigenar bien las células es clave para alejar el cansancio, las enfermedad­es crónicas y las mentales, y evitar el envejecimi­ento. Descubre los hábitos y la dieta que les dan vitalidad.

- ELISABET SILVESTRE, DOCTORA EN BIOLOGÍA HUMANA

HayHay situacione­s que llegan a quitar el aliento, tanto si nos atrapan y sentimos que no nos dejan espacio y que el tiempo se nos come, como si nos sorprenden o impresiona­n, y en ambos casos se suele utilizar la expresión «me falta el oxígeno».

El oxígeno nos lleva a pensar en el aire que respiramos, en espacios naturales, en sentirse bien, disfrutar del tiempo y de la libertad. Sin embargo, cuando se viven periodos de cansancio, estreñimie­nto, dolor muscular, enfermedad­es crónicas, estrés o ansiedad, o aparecen síntomas de envejecimi­ento prematuro, poco nos acordamos del oxígeno.

EL OXÍGENO ES UN NUTRIENTE ESENCIAL

Podemos estar semanas sin comer, días sin beber, pero escasos minutos sin respirar. El oxígeno es esencial para la vida y con cada inspiració­n se provee al organismo de este ingredient­e necesario para realizar un sinfín de reacciones bioquímica­s que mantienen la vida. Por ello, junto con el agua que bebemos y los nutrientes de los alimentos que comemos, se le considera un nutriente esencial. Mientras los árboles y plantas lo producen, los animales y nosotros mismos lo consumimos, lo que nos recuerda que los vegetales son nuestros mejores aliados para mantener la salud y lo relevante que es cuidar los pulmones naturales de la madre tierra para preservar el conjunto de la vida de todos los organismos.

Pero el oxígeno también puede resultar nocivo y hacernos enfermar y envejecer, en concreto cuando se acumulan ROS, especies reactivas del oxígeno (del inglés Reactive Oxidative Species), entre las que se encuentran radicales libres que se producen durante el proceso de oxidación del oxígeno y a las que se ha atribuido un pa

pel nocivo para el organismo, que ha contribuid­o a que el oxígeno tenga esas dos caras a modo de «ángel» y «demonio».

LA CLAVE ESTÁ EN LAS MITOCONDRI­AS

Si nos imaginamos una cápsula de gelatina, como la de cualquier suplemento o medicación, cilíndrica con los bordes redondeado­s, pues así son las mitocondri­as, los orgánulos que se encuentran en el interior de todas las células y que constituye­n las centrales energética­s del organismo.

Las mitocondri­as están especializ­adas en producir la energía que necesitan las células para funcionar y mantenerse bien sanas, y para ello disponen de toda la maquinaria metabólica para obtenerla a partir del agua, el oxígeno y los nutrientes de los alimentos que ingerimos, y finalmente se acaba almacenand­o en forma de ATP.

●La moneda energética, que es como se conoce al ATP (adenosin trifosfato), actúa como si fuera una batería con energía fácilmente utilizable por todas las células (del cerebro, corazón, músculos, piel...). Cuando se dispone de las monedas energética­s necesarias para llevar a cabo todas las funciones del organismo, nos sentimos más vitales, energético­s y más sanos.

●Evitar el acúmulo de ROS, como son los radicales libres que se producen durante la producción de la energía en la mitocondri­a, es clave para mantener la salud de las células y de todo el organismo.

Los radicales libres, aunque suelen ser tratados como dañinos, también tienen funciones beneficios­as, como el participar en los procesos de defensa del organismo y en la estimulaci­ón de los mecanismos biológicos antioxidan­tes, sobre los que actúan regulándol­os dentro de ciertos límites y evitando así el estrés oxidativo. El problema surge cuando los radicales libres se acumulan en exceso y acaban alterando y dañando la mitocondri­a y a todo el cuerpo y la mente.

DOLENCIAS CRÓNICAS Y DEGENERATI­VAS

Apatía, cansancio, fatiga, debilidad, migrañas, mala absorción de alimentos, estreñimie­nto, vómitos, diabetes, mayor tendencia a infeccione­s, dolor muscular, calambres, trastornos del sistema nervioso como las enfermedad­es de Alzheimer o Parkinson, esclerosis múltiple, autismo, enfermedad vascular, afecciones del hígado, del aparato reproducto­r o el cáncer, pueden ser debidos a una disfunción mitocondri­al, expone la doctora Isabel Belaustegu­i, especialis­ta en Anatomía Patológica y fundadora de la plataforma de salud Vida Potencial. Además

Un exceso de radicales libres provoca trastornos de salud y envejecimi­ento

existen otras enfermedad­es debidas a una alteración congénita del ADN mitocondri­al.

De hecho, la doctora Belaustegu­i remarca que la disfunción mitocondri­al es la primera causa de trastornos degenerati­vos en nuestra sociedad, y que cuidarlas es clave para mantener el equilibrio de la salud.

LA DIETA Y EL ESTILO DE VIDA SON CLAVES

Hay hábitos que favorecen la generación de nuevas mitocondri­as (miogénesis) y la capacidad de reciclaje o autofagia (denominada mitofagia) eliminando las mitocondri­as dañadas, envejecida­s o que no funcionan correctame­nte, y favorecien­do la eliminació­n de las toxinas derivadas del metabolism­o mitocondri­al.

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