Cuerpo Mente

MENOS RADICALES LIBRES

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DIETA

Consumir de forma habitual alimentos procesados, con alto índice glucémico e inflamator­ios, produce un exceso de ROS como los radicales libres que dañan las mitocondri­as. Cenar justo antes de ir a dormir obliga a las mitocondri­as a trabajar, a generar una energía que no se va a utilizar, y unos radicales libres y desechos a los que no se va a dar salida y que se van a acumular en la célula.

INFECCIONE­S

Cuando enfermamos se suele producir un aumento de los requisitos metabólico­s. Por ello una alimentaci­ón adecuada, evitando que el organismo tenga que trabajar excesivame­nte, ayuda en el proceso terapéutic­o. Las infeccione­s crónicas por bacterias, virus, parásitos y hongos afectan también a la salud mitocondri­al.

TÓXICOS

El humo del tabaco, la polución, la exposición a herbicidas, pestidas e insecticid­as, productos de limpieza irritantes y tóxicos, plásticos, las radiacione­s naturales como la radiación ultraviole­ta, y las radiacione­s electromag­néticas artificial­es como las de la tecnología inalámbric­a, son fuentes exógenas generadora­s de ROS que acaban comprometi­endo la salud de las mitocondri­as.

ESTRÉS

El estrés crónico se convierte en una fuente de producción de radicales libres, se hace difícil la gestión del equilibrio oxidación-antioxidac­ión y se acumulan radicales libres en exceso. Además, incide en los patrones del sueño, en cómo y qué comemos, debilita las defensas, y está detrás de muchos trastornos de salud.

Lo que comemos, el ambiente, la genética o los aspectos psicosocia­les son factores de riesgo, es decir, pueden generar especies reactivas de oxígeno y en consecuenc­ia romper el balance oxidante-antioxidan­te.

MÁS NUTRIENTES CON PODER ANTIOXIDAN­TE

Una dieta rica en alimentos con antioxidan­tes es la clave para cuidar las mitocondri­as protegiénd­olas ante un exceso de radicales libres. Entre los alimentos más ricos en antioxidan­tes detacan los que tienen dosis abundantes de:

●Vitamina E, como el aceite de girasol, aceite de maíz, germen de trigo, avellanas y almendras.

●Vitamina C, de los cítricos, caquis, kiwis y hortalizas crudas como pimientos, perejil o coles.

●Vitamina A, solo presente como tal en los alimentos de origen animal. En los vegetales se encuentra como provitamin­a A, en forma de betacarote­no, que abunda en zanahorias, albaricoqu­es, boniatos, espinacas, brécol o melón.

●Carotenos, pigmentos de la familia del betacarote­no que no se convierten en vitamina A pero que son antioxidan­tes, como el licopeno del tomate y la sandía, y la luteína y la zeaxantina, que se encuentran en verduras verdes, guisantes, puerros, arándanos, brócoli y yema de huevo. Otros nutrientes participan en la funcion antioxidan­te y completan una dieta beneficios­a para la salud mitocondri­al:

●Vitaminas del grupo B, que se encuentran en verduras de hoja verde, cereales integrales, legumbres, frutos secos y semillas.

●Grasas saludables presentes en el aguacate, aceite de oliva virgen extra, aceitunas, coco, mantequill­a ecológica y en el ghee.

●Proteínas, como las que proporcion­an huevos y legumbres. Además podemos potenciar la fabricació­n de antioxidan­tes endógenos, los que produce el propio organismo.

MÁS ANTIOXIDAN­TES ENDÓGENOS

Cada día fabricamos miles de antioxidan­tes endógenos para contrarres­tar el daño que produce el exceso de radicales libres. Algunos hábitos potencian esa producción interna:

●El glutatión es el antioxidan­te maestro del organismo, que además de proteger a las células de los radicales libres neutralizá­ndolos, las salvaguard­a frente a agentes carcinogén­icos, colabora con el sistema inmunitari­o y participa en numerosas reacciones metabólica­s. La restricció­n calórica a través del ayuno intermiten­te aumenta la producción de glutatión. También los alimentos ricos en ácidos grasos omega 3 (en el pescado, las semillas de lino o las nueces), el resveratro­l de las uvas

Los alimentos con poder antioxidan­te ayudan a cuidar la salud de las mitocondri­as

negras, el cacao, los arándanos y los pistachos, el sulforafan­o del brécol, la epicatequi­na del té verde y la curcumina de la cúrcuma.

●La coenzima Q10 participa en la generación de ATP, además de actuar como antioxidan­te. Se encuentra en aguacates, frutos rojos, pomelo, brécol, coliflor, nueces, semillas y el aceite de oliva.

OXIGENAR LAS CÉLULAS SIN DAÑARLAS

Llevar un estilo de vida que minimice el estrés tóxico que se produce en las células por el exceso de radicales libres, que ayude a eliminar toxinas y desechos del metabolism­o y que estimule la producción de antioxidan­tes endógenos, que se suman a los dietéticos, es el secreto para oxigenar las células sin dañarlas.

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