Meditación para unirse a la naturaleza
Sentir la naturaleza como parte de nosotros mismos es fundamental si queremos respetarla y conservarla.
El antropólogo y neurocientífico Jacobo Gringberg desarrolló una teoría de la conciencia en interacción con el medio natural. A partir de sus ideas se ha desarrollado esta meditación que ayuda a experimentar que somos naturaleza.
Acomódate en un entorno natural tranquilo. Cierra los ojos y observa la respiración, cómo entra y sale el aire por la nariz.
Siente el cuerpo. Recorre tu cuerpo desde la cabeza hasta los pies y observa qué sientes en cada parte, sin valorar: la brisa del bosque en tu cara, la temperatura en tu cuerpo, la humedad en la piel...
La clave es unificar. Observa al mismo tiempo la respiración y las sensaciones corporales, creando una «unidad de observación».
Centra la mente. Seguidamente empieza a observar tus pensamientos, sin juzgarlos ni analizarlos. La forma de limpiar la mente es no pelearse con ella. Luego, unifica la observación: respiración, sensaciones del cuerpo y pensamientos, todo a la vez.
Emociones e imágenes internas. Usa la misma técnica para observar tus emociones y, después, tus imágenes internas.
Sonidos naturales. Ahora centra tu atención en los sonidos que llegan desde el entorno natural: los cantos de los pájaros, el sonido del viento, los crujidos de las ramas... Después, lo incorporas a tu unidad de observación.
La belleza natural. Abre los ojos y mira sin analizar todo lo que te rodea: árboles, flores, hierba...
Conecta con la esencia. Unifica todo durante unos segundos: respiración, cuerpo, pensamientos, emociones, imágenes internas, sonidos y entorno visual. Se despierta de esta forma la conexión con todo cuanto nos rodea y la necesidad innata de preservar la vida tal y como es.