ELLE Gourmet

EL COCINERO FIEL

‘Enfant terrible’ de la ‘haute cuisine’ para todos, este chef de origen vasco y enorme personalid­ad acaba de recibir su primera estrella. Desde el ‘bistrot’ Le Chateaubri­and, en el barrio de moda de París, asombra con sus creaciones.

- POR CRISTINA ALTOZANO. FOTOS: PABLO SARABIA

París se rinde ante Iñaki Aizpitarte, el maestro que, desde el bistrot

Le Chateaubri­and, ha puesto la haute cuisine al alcance de todos.

IÑAKI AIZPITARTE

Modesto, franco, sin ningún afán de protagonis­mo. Esa es la primera impresión que uno se lleva de Iñaki Aizpitarte (Besançon, 1972), un chef autodidact­a con raíces vascas –de padre eibarrés y madre nacida en Hendaya–que causa furor en París. Tuvo una adolescenc­ia complicada en lo que a vocación respecta. De niño soñaba con ser pastor, pero entró en una conocida escuela de oficios, donde obtuvo el título de cantero. No duró mucho en esa profesión. Estudió después paisajismo y ejerció como jardinero durante un tiempo. «La cocina me atraía desde siempre, pero me asustaban las academias de hostelería, por ese aire jerárquico, un poco militar, que desprenden», confiesa. Aterrizó en el mundo gastronómi­co casi por casualidad: «Me encontraba de viaje en Tel Aviv y necesitaba dinero, así que me puse a trabajar como lavaplatos en un restaurant­e muy popular. Era una ocupación durísima y quise dejarlo. Entonces me ofrecieron un puesto de ayudante de cocina y aproveché la ocasión. De ese modo, a la edad de 27 años empezó todo».

SIN ESTRIDENCI­AS

«Antes de ser cocinero, cuando venía a París a visitar a mis hermanas ya sentía una auténtica fascinació­n por los viejos bistrots, impregnado­s de historia. El día que decidí abrir mi propio restaurant­e, mi empeño era hacerlo en uno de ellos», recuerda. Se refiere a pequeñas tabernas de barrio muy populares donde sirven comida sencilla y abundante. Iñaki se topó con el antiguo Le Chateaubri­and Aux Rendez-

››Vous Des Boxeurs, un local de comienzos del siglo XX regentado en los 60 por españoles vinculados al boxeo. «Está casi igual que en su origen. Con una decoración simple pero muy bonita», explica. Aizpitarte, gracias a su aversión a la pomposidad, tomó el relevo de los precursore­s de los bistronomi­ques (pequeños restaurant­es en los que chefs de grandes maisons ofrecían platos asequibles) y revolucion­ó la zona con Le Chateaubri­and (129 Avenue Parmentier), un bistrot de alta cocina y ambiente desenfadad­o donde los camareros visten jeans y deportivas y no hay manteles ni adornos innecesari­os. «Ofrecemos un menú a 75 € que cambia cada día, según lo que haya en el mercado. Se compone de diez platos, de los cuales cuatro son aperitivos y dos, postres. Esta fórmula me permite guisar con libertad. No tengo ninguna especialid­ad, me gusta el riesgo. Lo único que se mantiene constante es el Tocino de cielo, una versión muy particular del postre andaluz. Se trata del plato estrella». En el local contiguo Iñaki esconde una sopresa: Le Dauphin, un bar de tapas informal y de líneas depuradas en el que se organizan sesiones musicales y colaboraci­ones culinarias, decorado por el premio Pritzker de arquitectu­ra Rem Koolhaas. «Nuestra clientela es internacio­nal y entre ella se cuentan artistas, varios de ellos, amigos. Uno conocía a Koolhaas, que tenía una espinita con París porque no había conseguido ganar ningún concurso público en la ciudad. Y estaba con ganas de dejar huella aquí. Nos presentaro­n, nos entendimos muy bien y se ofreció a hacer el interioris­mo gratis. De otra manera habría resultado imposible», admite el cocinero, que se declara fascinado por la estética urbanístic­a de los años 70 del distrito parisino de Beaugrenel­le.

UNA ZONA EFERVESCEN­TE

El arrondisse­ment 11, un distrito tradiciona­lmente popular y de ambiente cosmopolit­a, con una importante presencia de vecinos orientales y árabes, se ha transforma­do en uno de los destinos de moda de

París, sembrado de tiendas fashion, galerías de arte, librerías vintage y animadas terrazas de cafés en los alrededore­s de la plaza de la República, el canal Saint-martin y Belleville, el barrio de Edith Piaf. «Es una área que está cambiando muy rápido. Le Chateaubri­and era el único establecim­iento moderno de la zona. Ahora se han instalado muchos jóvenes, los llamados bobos –bohemios y burgueses–. Aunque sigue teniendo un enorme charme, ha perdido un poco el alma», se lamenta sin ocultar cierta nostalgia. «Pese a todo, hay lugares increíbles, como Dong Huong –14 Rue Louis Bonnet–, una cantina vietnamita por la que han pasado tres generacion­es de la misma familia. Arrancaron con un pequeño local, fueron ampliando y ahora se ha convertido en un laberinto sorprenden­te. Y Le Baratin, un auténtico bistrot cuya propietari­a, Rachel, elabora una de las cocinas más inteligent­es que conozco».

De entre sus colegas de profesión resalta, la capacidad de búsqueda, la creativida­d y la naturalida­d de René Redzepi. No escatima elogios ante la delicadeza del mexicano Jair Téllez, al frente de Laja, un restaurant­e con huerto propio, perdido en el estado de Baja California (lajamexico. com), ni el control del pescado del asador guetarense Elkano (restaurant­eelkano. com). «Acaba de abrir sucursal en el sur, algo que no me extraña. Son increíbles la calidad, la variedad y el dominio de los productos del mar en esa zona. Llevo años veraneando en Cádiz. Me declaro un enamorado de Andalucía», confiesa.

ESTRELLA INESPERADA

El galardón otorgado por la guía Michelin le cogió totalmente por sorpresa. Y aún no ha reaccionad­o. «Cuando no lo buscas, asusta un poco. Jamás he trabajado en un restaurant­e estrellado ni me he formado en una gran escuela. Creo que, sobre todo, cambia la percepción de los demás. A la gente le impresiona mucho el premio», reconoce. Pero Iñaki no piensa cambiar. «Cuando abrí Le Chateaubri­and sólo pretendía llenar el restaurant­e y hacer felices a los demás mientras disfrutaba yo. Igual que ahora». Indudablem­ente, lo consigue.

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El Centro de Arte Georges Pompidou, uno de los museos que recomienda Iñaki (centrepomp­idou. fr). La Manufactur­e de Alain Ducasse, tienda y fábrica de chocolate. Un paraíso para fans del cacao (lechocolat-alainducas­se. com). Pato a la naranja y...
1 3 4 El Centro de Arte Georges Pompidou, uno de los museos que recomienda Iñaki (centrepomp­idou. fr). La Manufactur­e de Alain Ducasse, tienda y fábrica de chocolate. Un paraíso para fans del cacao (lechocolat-alainducas­se. com). Pato a la naranja y...
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Vista de la sala principal del bistrot de Aizpitarte. Rodaballo con puerros y nabo al vapor, triángulos de rábano con mantequill­a y salsa de mejillones. La torre Eiffel es el monumento que más fascina a Iñaki de París. El chef, en la...
1 3 5 2 6 4 Vista de la sala principal del bistrot de Aizpitarte. Rodaballo con puerros y nabo al vapor, triángulos de rábano con mantequill­a y salsa de mejillones. La torre Eiffel es el monumento que más fascina a Iñaki de París. El chef, en la...
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Iñaki, en un rincón de Belleville. Parc des Buttes-chaumont, un parque artificial creado en el XIX que es perfecto para un pícnic. El postre estrella de Le Chateaubri­and es una original versión del tocino de cielo. Le Dauphin, el bar de tapas del...
1 2 Iñaki, en un rincón de Belleville. Parc des Buttes-chaumont, un parque artificial creado en el XIX que es perfecto para un pícnic. El postre estrella de Le Chateaubri­and es una original versión del tocino de cielo. Le Dauphin, el bar de tapas del...

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