QUEREMOS TURRÓN
El postre que no puede faltar en la mesa navideña tiene una gran tradición artesanal. Apunta los secretos y las direcciones imprescindibles para disfrutarlo como nunca.
Todo sobre el dulce rey de la Navidad.
El origen de este dulce navideño nos obliga a viajar al siglo XV, concretamente a los días finales de al-ándalus y a la joie de vivre de la corte de los Reyes Católicos. ¿Sabías que, cuando Isabel y Fernando tomaron Granada, premiaron a sus músicos con turrón? Así lo explican los primeros escritos que hablan del producto en cuestión, al que se refieren como un manjar caro, lo que exigía limitar su consumo a ocasiones especiales. Otros textos apuntan a que pronto se popularizó debido a su capacidad para aguantar largos periodos sin deteriorarse.
Fuese como fuese, cinco siglos después este alimento mantiene intacto su proceso de elaboración clásico, señal de que un momento especial está a punto de llegar (como ocurre con la Navidad). Su nombre, que puede provenir del castellano antiguo (de turrar, que significa tostar), describe su esencia: una mezcla de frutos secos y miel cocinada al fuego. La receta original cuenta como base con sólo cuatro ingredientes (almendras peladas, miel, azúcar y clara de huevo), aunque ahora se les suman infinitas mezclas, texturas y colores, que buscan satisfacer a todos los paladares: yema, chocolate, coco, fruta confitada...
Sin embargo, sólo existen tres versiones protegidas en nuestro país, que es el mayor productor del mundo: las IGP Jijona (el conocido como blando), Turrón de Alicante (el duro) y Turrón de Agramunt, que se produce en la provincia de Lérida y que se distingue por emplear sobre todo avellanas. Las tres deben cumplir los requisitos que imponen sus consejos reguladores, como llevar un 60 por ciento de frutos secos y un 10 por ciento de miel. Y se clasifican en dos categorías (suprema y extra), según el contenido mínimo de almendra o avellana. ¿Lista para dar el mordisco más nostálgico del año?