CON TÉ DE TARDE
Amigos por obra y gracia del cine, llevaban tiempo sin compartir mesa y confidencias. Un ‘afternoon tea’ con aroma a primavera es la excusa ideal para ponerse al día.
Alfonso Bassave y Carles Francino se reencuentran en un afternoon tea.
Hay pocas cosas más placenteras que sentarse a la mesa con un amigo al que hace tiempo que no ves para ponerse al día. Esa es, precisamente, la magia que envuelve este encuentro entre los actores Alfonso Bassave (Madrid, 1979) y Carles Francino (Altafulla, Tarragona, 1980). Se conocieron en 2007 en la serie Hospital Central. «Hacíamos de hermanos. Y desde el primer momento la conexión fue brutal», coinciden. «No somos de los que se llaman o quedan todos los días, pero Carles es de esas personas a las que puedo etiquetar de amigo», afirma Alfonso. Es algo mutuo. Se nota en el largo abrazo que se dan al verse, en el cariño con el que valoran el trabajo del otro y en que no dejan de hablar ni un segundo. Tienen mucho que contarse. Y, para que lo hagan, hay una mesa lista para un afternoon tea muy primaveral en el madrileño Salón des Fleurs (Guzmán el Bueno, 106). «Necesito un cafecito», dice Bassave. «Yo
soy más de tž», responde Carles. Es una de las pocas cosas en las que se diferencian. Ambos insisten en que son «disfrutones» y amantes de los productos «básicos de calidad». Eso sí, son poco cocinillas y muy comidillas.
DIETA MEDITERRÁNEA
No es sólo el título de una película protagonizada por Alfonso Bassave: tambižn es la base de la alimentación de ambos. «Hace bastante tiempo que me preocupa quž sucede en mi cuerpo cuando como algo», explica Carles. Él lo tiene fácil porque la ensalada es su plato favorito: «En mi casa siempre se ha hecho mucho verde. Con aceite, vinagre y ya. ¿Puede haber algo mejor?». Ahora está descubriendo la cocina asiática gracias a su mujer, la cantante de soul Izah, con la que se casó el pasado verano. Alfonso tambižn cuida la nutrición. «Tomo carne y mucho pescado a la plancha. Y estoy trabajando para entender que no pasa nada por que
«LA MESA BIEN PUESTA, LAS FLORES, LA LUZ, EL OLOR… ¡SÍ, POR FAVOR, ME ENCANTA! TODAS ESAS COSAS TE DAN MUCHA PAZ» (CARLES FRANCINO)
en el menú sólo haya verdura». Los dos tienen claro que el cómo cuenta. Mucho. «La mesa bien puesta, la flores, la luz, el olor… ¡Sí, por favor, me encanta! Esas cosas dan paz», explica Francino. «Mira –le interrumpe su amigo–, yo estuve en casa de tu padre y me pareció divina, con un gusto exquisito. Cuando te crías en un ambiente en el que se le da importancia a la estžtica, lo llevas en el ADN. No es algo que salve vidas, claro, pero yo lo valoro. Somos unos estetas, Carles –se ríe–».
Ambos llegaron a la interpretación con curvas. «Empecž Sociología, pero la dejž», cuenta el catalán. «Yo acabž Derecho y lo compaginž con la escuela y los primeros trabajos de actor», recuerda Bassave. Saben que el secreto del Žxito en su profesión es el amor al arte. «Y la responsabilidad en grandes dosis», puntualizan. Es una receta eficaz, porque los dos están un momento dulce. Alfonso acaba de terminar el rodaje de la segunda temporada de Estoy vivo. Y está a punto de estrenar la comedia Te quiero, imbécil. Carles viene de rodar nuevos capítulos de Las chicas del cable y tiene entre manos las funciones de Un marido ideal. Dicen que alrededor de una mesa es donde más cómodos están. Lo han demostrado: ni han mirado el reloj desde que se han sentado.