MAY CHOW HONG KONG
Funde Oriente y Occidente en un espacio diminuto (y abarrotado) en el que manda el ‘fast good’ y donde el rey es el ‘bao’.
Con los 35 años de edad en el punto de mira, May Chow –silueta andrógina, cuerpo cinceladísimo en el gimnasio, corte de pelo de aire
rock y ritmo frenético– es uno de los referentes de su generación en Hong Kong. Nació en Toronto, en el seno de una familia de emigrantes, y tuvo una infancia marcada por la sobrecarga de actividades extraescolares y el paso por un internado en Boston, ciudad en la que acabó estudiando Hostelería y formándose junto a algunos de los chefs locales más relevantes. Su sed por aprender y sus ganas de mezclar la llevaron a volar a Los Ángeles y, de allí, a Hong Kong, la tierra de la que sus padres habían salido décadas atrás rumbo a Canadá y en la que encontró la inspiración definitiva en dos restaurantes icónicos: Yardbird y TBLS. Desde 2013, May dirige su propio proyecto, Little Bao (66 Staunton St), un éxito absoluto en el Soho, un distrito efervescente y multicultural. ¿Su filosofía? El fast good, una propuesta honesta que se traduce en una carta sembrada de platos para compartir (tartar de cordero con miso, alitas a la parrilla...) y, por supuesto, baos: bollitos al vapor rellenos de explosivas mezclas que funden sabores de Oriente y Estados Unidos y que aspiran a destronar a la hamburguesa. El local, con capacidad para sólo 25 comensales, está siempre a reventar, pero puedes probar suerte en el segundo negocio de Chow en la ciudad, el reciente y animadísimo Happy Paradise (5256 Staunton St), que rinde tributo a los cócteles y a la tradición cantonesa.