Como en casa
elisabeth mas y mia karaloglu clara mas y jan vicens
Acompañadas de sus hijos y en una masía espectacular, las modelos (y hermanas) nos convocan a una comida familiar de aroma mediterráneo.
Cuando sales al jardín del restaurante Can Travi Nou (gruptravi.com), te sientes como en casa. Esta masía ajardinada del siglo XVII, un remanso de paz en las faldas del Tibidabo, a media hora del centro de la Ciudad Condal, está especializada en cocina de mercado, catalana y tradicional. Precisamente, la favorita de las hermanas Mas. Aparte de compartir los típicos roces fraternales, Clara (Barcelona, 1983) y Elisabeth (Barcelona, 1986) tienen la misma profesión (empezaron a desempeñarse como modelos siendo niñas) e idéntica afición por el deporte. También se han estrenado casi a la vez en la maternidad y se proclaman amantes de la gastronomía sencilla, con materias primas de la más alta calidad. «Comer es un placer, lo que, en este oficio, supone un reto. Sé que mi genética me favorece y que partía de una base muy saludable, pero, si me hubiese visto obligada a seguir muchas dietas, no sé si me habría dedicado a esto... Nunca renunciaría a la comida, ¡seguro!», asegura Clara entre risas.
HERENCIA FAMILIAR
En una casa donde los fogones son como una religión, no había más opción que dejarse llevar por los gustos del paladar. Ambas coinciden en que sus primeros recuerdos culinarios los protagoniza su abuela paterna. «Escribió un libro con sus recetas que, aunque nunca llegó a publicarse, ha ido pasando de mano en mano dentro de la familia», cuenta orgullosa Elisabeth. Una de las costumbres de esta matriarca, que se dejaba la piel cuando cocinaba, era reunirlos a todos
en las fechas señaladas: disponía una mesa para 30 comensales con una decoración que cambiaba de temática cada año. «Era impresionante el amor que le ponía. Hasta el punto de que notamos que padecía alzhéimer porque sus platos ya no eran los mismos», dice Clara.
NO HAY FRONTERAS
Gracias a una profesión como la suya, desde muy pequeñas han viajado por el mundo entero. Además, han disfrutado de estancias largas en otros países, lo que les ha permitido conocer de cerca nuevos sabores, fusionarlos y jugar con condimentos no tan comunes en España. «Me encantan las técnicas y la calidad de la gastronomía griega», afirma Elisabeth. Su hermana subraya que lo primero que hace al llegar a un destino es probar sus recetas típicas. Y cofiensa que su vena trotamundos le ha servido para convertirse en una experta en infusiones: «No me atrae el
café, así que aprovecho mis escapadas a Marruecos o a Egipto para llenar la alacena de especias y tés únicos». ¿Una confesión? «Una vez recorrí China en plan mochilera. Al final, sólo soñaba con un buen jabugo, un manchego y una tortilla de patatas... Sí, ¡todo bastante español!».
CAMBIO DE COORDENADAS
Hace casi dos años que Clara se instaló con su marido, Víctor, y sus hijos, los pequeños Jan y Gina, en un pueblo cerca de la montaña, en una casita con árboles frutales y un huerto. En esta nueva rutina, la cocina sigue siendo el alma de su hogar, por lo que es frecuente fichar en su cuenta de Instagram (@claramas) fotos en las que se la ve horneando bizcochos, magdalenas o pan con los niños. Afirma que su don es «abrir la nevera y preparar algo» y se declara «muy de improvisar». Justo lo contrario que Víctor, que se transforma ante los fogones y se carga de paciencia infinita. «Me conquistó por el estómago», bromea ella. Los dos se esfuerzan por que sus hijos mantengan una relación sana con los alimentos, sin restricciones (en el marco de una estructura saludable) ni distracciones. Es decir, trabajan para que sean conscientes de cada bocado.
Debido a las labores de producción y gestión de su propia firma, Bless the Mess (blessmess.com), y a sus proyectos más personales, la agenda de Elisabeth está repleta. Destaca que le encanta encontrar tiempo para descubrir restaurantes y para guisar e insiste en que residir entre su ciudad natal y Estambul le permite darles un toque exótico a los clásicos de aquí. Además, se define como pescetariana cuando está fuera y como vegetariana en el día a día: «Un documental me llevó a
concienciarme sobre el consumo de carne». Desde que es madre, se considera más responsable con lo que ingiere, ha incrementado los estándares de calidad dentro su nevera... y le transmite su pasión por la comida a su hija, Mia, con la que juega a hornear tortitas de plastilina.
LA MAGIA DEL APERITIVO
Ejercer de anfitrión es un sello de identidad del clan Mas. Cada mes, los primos se reúnen para cenar, y las dos hermanas creen que sacan buena nota cuando les toca en su casa. A Clara le gusta controlarlo todo («¡y que me digan lo genial que huele lo que estoy preparando!», exclama), y en su mesa nunca faltan un pan, un aceite ni una sal de gran calidad. Elisabeth prefiere cocinar cuando ya han llegado sus invitados, charlando, con una copa de vino y música de fondo. ¿Lo esencial? «El aperitivo». Ambas coinciden en que, «si lo haces bien, te garantiza el éxito». Bon profit!