EL QUESERO FIEL
Lidera una revolución que defiende la artesanía y la búsqueda de la excelencia. Así se cambia el mundo con las manos, la cabeza y el corazón.
Rubén Valbuena practica la artesanía láctica para cambiar nuestro planeta.
Su debut
Rubén Valbuena estudió Geografía y viajó a Brasil para escribir una tesis sobre la Amazonia. «Allí debía entrevistar a un hombre que vivía en una isla; cuando llegué, me dijo que solo podía atenderme si le ayudaba con el queso que estaba fabricando. Así que me puse a hacer queso fresco de leche de búfala junto a él».
Cambio de vida
Trabajaba como asesor de la ONU por el mundo hasta que se instaló con su mujer y sus cuatro hijos en Ramiro, un pueblo de Valladolid en el que su hermana tenía ovejas. En 2011 se lanzaron a hacer quesos y a comercializarlos bajo el nombre de Cantagrullas. Hoy colabora con el restaurante Santceloni.
Modo urbano
En 2014, junto a dos queseros más, inauguró la tienda Cultivo, en Madrid (Conde Duque, 15). «Queríamos dialogar con el cliente y mostrar el trabajo de nuestros productores artesanos». Ahora tienen otro espacio en el barrio de la Latina (carrera de San Francisco, 14) y, en breve, inaugurarán cerca del Retiro.
Apoyo al campo
«Los pequeños artesanos necesitan visibilidad, que la gente consuma sus creaciones. Es la mejor manera de luchar contra la España vaciada». Gracias a Cultivo, viven media docena de queserías repartidas por el país. «Pero se puede hacer mucho más», aclara. Rubén cree que esto solo es el comienzo.