MARTINA KLEIN
Argentina de origen y trotamundos de corazón, la polifacética actriz, modelo y empresaria lleva más de tres décadas asentada en España. Nos reunimos con ella para descubrir qué se cuece en la Ciudad Condal.
Las direcciones deli preferidas de la eat girl en la Ciudad Condal.
Ha actuado en la gran pantalla, montado una empresa de éxito y desfilado en pasarelas internacionales. Pero, cuando los focos se apagan, Martina Klein (Buenos Aires, 1976) es una mujer con los pies en la tierra. Posee una humildad que se aprecia cuando habla de su familia, en quien dice haberse «apoyado siempre», y al recordar su llegada a Barcelona con solo 12 años: «Veníamos de Argentina, y empezar de cero no fue nada fácil». Por sus venas corre sangre mestiza. De abuelos húngaros por parte paterna y ucranianos, del lado materno, se identifica como ciudadana del mundo. Hoy, más tres décadas después de cruzar el océano, no concibe su existencia fuera de la capital catalana: «Barcelona nos adoptó y nos conquistó el corazón». Su amor por la tierra de Gaudí la ha convertido en una experta en la materia, también en lo culinario. Por eso le pedimos que haga un repaso por sus sitios predilectos, a lo que accede encantada: «Para viajar gastronómicamente hay que tener la mente abierta. Y, una vez que has iniciado esa marcha, ya no hay vuelta atrás».
PLACERES SIN FRONTERAS
La ruta arranca en Parco, un japonés ubicado en el paseo de Gracia (en el número 119). «Sirven una ensalada de langostino picante con aliño que está riquísima. Ahora mismo, mientras te lo cuento, se me hace la boca agua», confiesa entre risas. Su pareja, el extenista Àlex Corretja, es su mejor acompañante. Juntos se acercan a los
«NO ME IMAGINO MI VIDA EN OTRO LUGAR. FUI ADOPTADA POR UNA CIUDAD ABIERTA AL MUNDO, QUE ACEPTA EL DISEÑO Y LA DIVERSIDAD»
››restaurantes más punteros, y, aunque ninguno dice ser un cocinillas, se las apañan para montar banquetes cuando las circunstancias lo requieren. «Mi casa se presta a que la gente venga y esté a gusto. Tanto es así que yo siempre propongo que cada uno traiga algo. Mi suegra, por ejemplo, prepara una tortilla de patata fantástica, y a nosotros nos sale ese gen argentino de tirar unas carnes a la parrilla». En su nevera, sin embargo, no caben alimentos como el kale y la quinoa, que prefiere solo para momentos puntuales fuera del hogar: «Frecuento sitios donde los cocinan muy bien, como Honest Greens e Iluzione, que es un restaurante maravilloso».
DE COLOR Y SABOR
Nos preguntamos en qué se fija Martina a la hora de elegir spot. Lo tiene claro: «Es un conjunto de elementos que tienen que funcionar a la perfección, desde el servicio y la comida hasta la música, el espacio o los textiles que utilizan. Ahora que trabajo para interiores –es cofundadora de la firma de decoración Lo de Manuela–, presto más atención a los pequeños detalles». Entre sus favoritos destaca El Quim, en el Mercado de la Boquería: «Se trata de un punto de encuentro del público con la tierra a través de la alimentación. Hay tantas historias dentro de los mercados que me cuesta entender por qué nadie se ha fijado en ese escenario para dirigir una serie», explica.
Su creatividad no conoce límites. No para de imaginar nuevas andaduras, aunque reconoce que, en ocasiones, siente la
«CREO QUE DEBERÍA HACERSE UNA SERIE AMBIENTADA EN LOS MERCADOS. AHÍ DENTRO HAY MILES DE HISTORIAS DIGNAS DE SER CONTADAS»
necesitad de desconectar del mundo: «No hay elemento más poderoso que el mar, y poder tener esa vía de escape, quitarse las zapatillas, pisar la arena, mirar al horizonte…, supone un placer inigualable». Tal vez por eso, Pez Vela (paseo del Mare Nostrum, 19), una magnífica terraza con vistas al Mediterráneo, se lleve la palma en su lista gastro: «Le tengo mucho cariño. Siempre festejamos allí los cumpleaños de los niños».
DULCES CAPRICHOS
En los últimos meses Martina ha descubierto un pequeño obrador de tartas y pasteles (en Cornet i Mas, 53): «Se llama Chis&keik. Cuenta con un abanico de cien sabores distintos y trabajan por encargo. Es inmejorable», subraya. Le entusiasma investigar por su cuenta para luego hacer recomendaciones a los suyos. Cabe pensar que, después de haber pasado por tantos oficios artísticos, quizá lo siguiente sea lanzar una guía de Barcelona. «No lo descarto, el gusanillo por escribir está ahí. Quién sabe...», dice con una sonrisa. Antes de que nos marchemos, nos deja una reflexión: «No hay mejor ingrediente para ser feliz que valorar los buenos momentos, empezando por la salud. Si conseguimos alinearnos con esos pensamientos, todo lo demás fluirá». Palabra de top.❧
«EN UN RESTAURANTE DE CALIDAD, LA COMIDA ES IMPORTANTE, PERO EL ESPACIO Y LA BUENA ATENCIÓN SON IMPRESCINDIBLES»