LUBINA COCIDA CON MAYONESA
Para 6 personas. Dificultad: baja. Elaboración: 50 minutos.
Ingredientes para la mayonesa: 3 yemas de huevo, 250 ml de aceite de oliva virgen extra, el zumo de 1 limón recién exprimido, 1 pizca de sal.
Para la lubina: 2 cebollas peladas, 4 zanahorias, 2 apios, 1 cucharadita de pimienta blanca en grano, 2 hojas de laurel, 3 ajos, 1 lubina limpia y sin escamas, sal.
Prepara la mayonesa batiendo las yemas e incorporando el aceite poco a poco hasta que vaya espesando. Las yemas habrán emulsionado una vez que la mezcla se quede adherida a las paredes del bol y no resbale por ellas. Por último, añade muy despacio el zumo de limón y la sal. A continuación, prepara el pescado. Pon una besuguera sobre dos fuegos de la cocina o sobre el fuego circular más grande a media potencia y mezcla en ella la cebolla, las zanahorias, el apio, la pimienta, el laurel y los ajos. Cubre todo con agua y llévalo a ebullición. Cuando el agua esté hirviendo, retira del fuego y deja que se enfríe. Lava la lubina con agua fría y sécala bien. Coloca la rejilla de la besuguera sobre las verduras y pon la lubina encima. Cocina a fuego medio durante 20 minutos o hasta que veas que el pescado esté listo (añade un poco de agua si ves que el caldo se consume demasiado). Pon la lubina en una superficie de trabajo limpia. Retira la piel y filetéala.adereza con sal y sirve caliente con un poco de mayonesa al lado. Esta receta también se puede hacer con una dorada y con otros pescados blancos.
Angela es optimista y se siente muy afortunada. El confinamiento lo pasó en su casa de Varese, en la región de Lombardía. «Tengo la suerte de vivir en el campo, con un jardín precioso, con lo que he podido disfrutar de toda la evolución de la primavera. Estoy muy cerca de mi madre y de mi hija Teresa, así que prácticamente lo hemos superado juntas», comenta. Gracias al encierro ha aprendido que es posible trabajar de otra manera (hacerlo desde casa no era una práctica habitual en Italia), ha emprendido un nuevo proyecto y se ha acercado vía Zoom a amigos a los que no solía ver y con los que ahora comparte aperitivos online. «El virus nos ha unido a los otros. Nos ha ayudado a valorar lo que realmente aporta satisfacciones». Ahora toca disfrutar del verano, de los dulces de almendra sardos, de las reuniones eternas con gente querida y de esos espléndidos atardeceres que la isla regala.