ELLEGOURMET
lista de espera se disparó!», recuerda. Poco después, The World’s 50 Best la reconoció como Mejor Chef Femenina del Mundo. Y de este tren ya no se ha bajado.
TEMPLO DE CULTO
La carta de Hiša Franko vive en constante cambio, y quien se acerca a probarla se encuentra con un formato de menú degustación digno de mención. «Empezamos con unos aperitivos, hasta un total de 30 platos ligeros y pequeños. Es una cocina muy femenina, que no deja sensación de pesadez final. Decidí establecer un menú único porque creo que venir a Hiša Franko es toda una experiencia de››
descubrimiento y disfrute de mi forma de pensar y ver las cosas», sigue. Capítulo aparte merecen los maridajes que acompañan cada plato. Su marido, sumiller y experto en vinos naturales (Eslovenia concentra una de las mayores producciones de referencias orgánicas y biodinámicas del globo), se encarga de elegir, junto a su equipo, la armonía de cada receta.
DE LOS ALPES AL ADRIÁTICO
Si bien es cierto que Ana Roš ha puesto en el mapa gastronómico a Eslovenia, no hay que olvidar que el pequeño país centroeuropeo cuenta con un buen número de direcciones gourmet que también destacan por su particular carácter. Algo que no ha pasado por alto la venerada guía Michelin, que este año aterriza en su geografía. «Me resulta difícil valorar las expectativas que tiene Michelin porque desconozco los parámetros en los que basa sus elecciones. Somos un restaurante revolucionario, muy distinto a otros, que no sigue las normas de los demás. Al estar en el campo,
buscamos la relajación del cliente y el ambiente es bastante informal. Encontrarás a mi perro, mi gato... De vez en cuando aparecen mis hijos», comparte la chef. Y parece lógico, si tenemos en cuenta que el caserío en el que nos encontramos hace las veces de restaurante y residencia familiar.
¿Y AHORA QUÉ?
«Nadie sabe qué va a pasar después de la pandemia. Suponemos que la gente viajará menos y habrá más turismo regional. Decididamente, no queremos cambiar el formato de Hiša Franko porque nos ha costado llegar hasta aquí. Por fortuna, el restaurante está en una zona donde el coronavirus no ha tenido ningún impacto», cuenta al hilo del parón que también ellos han sufrido en los últimos meses. «Es curioso: al cabo de unas semanas, intenté volver a los fogones y cocinar para mi familia y me di cuenta de que había perdido muchísima práctica. Es increíble lo rápido que se pierden los hábitos de toda una vida... ¡Tuve que repetir hasta tres veces un mismo paso!», añade mientras nos explica la labor que han realizado de investigación, recuperación y utilización de materias primas que se estaban echando a perder para intentar ayudar a los agricultores y los productores, que tanto han sufrido. «Esperamos sacar pronto estos productos al mercado. Quién sabe si en España vais a poder comprar un maravilloso helado de leche con miel de las montañas eslovenas...», bromea. Y, en diez años, ¿cómo se ve? «Espero seguir siendo tan activa y creativa como hasta ahora y, también, aprender a tomarme algo de tiempo para mí». Así sea.
«CREO QUE EN ESTA VIDA,
AL FINAL FRACASARÁ. ¡TENGO MUCHÍSIMOS PROYECTOS QUE ME ILUSIONAN!»