LA SORPRESA DULCE
Parece una fruta exótica, pero España es la segunda potencia global si hablamos de kakis. Además, produce una variedad deslumbrante con nombre propio.
Radiografiamos el kaki, el saludable aliado del que España es el segundo productor a escala internacional.
El árbol es originario de Asia. En China, donde se cultiva desde el siglo VII, hay una gran tradición, así como en Japón y Corea. Entre los tres países tienen registradas más de 2.000 clases. A Europa, de hecho, no llegó hasta el siglo XVII, cuando comenzó a plantarse en las zonas bañadas por el Mediterráneo. Al principio, se apreciaba fundamentalmente como planta ornamental y por la calidad de su madera, el palosanto, pero después comenzaron a explotarlo como un producto gastronómico. Fue a mediados de los años 50 cuando, en la Comunidad Valenciana, surgió de manera natural una nueva variedad, bautizada como Rojo Brillante por sus cualidades organolépticas. En 1998, se creó la Denominación de Origen Kaki Ribera del Xúquer, que fue reconocida por la Unión Europea en 2001. Desde entonces, y bajo el nombre de Persimon (en inglés, se llama persimmon), exportan a más de 60 países, con Alemania a la cabeza, y son un referente mundial en esta fruta, que posee un sabor dulce y cuyos tonos anaranjados y rojizos se deben a la presencia de licopeno, un pigmento con propiedades antioxidantes. Según la Agencia Española de Seguridad Alimentaria, una sola pieza aporta el 43 por ciento de la fibra necesaria al día, el 30 por ciento del hierro que requieren las mujeres y el 43 por ciento en el caso de los hombres. Eso además de que, por su valor nutritivo y su alto contenido en agua –alrededor del 82 por ciento–, es un alimento idóneo para el detox. Al kaki no le falta nada, y, durante estos meses, lo tenemos cerca, pues España es el segundo país con mayor producción, después de China.