¿Dónde está el límite de la autoestima?
PREGUNTA AL EXPERTO Está muy bien tener seguridad en una misma, pero todos conocemos casos de personas que, más que quererse a sí mismas, se adoran. El psicólogo Bernardo Stamateas nos lo cuenta.
SIEMPRE EN PRIMER LUGAR
Seguro que has conocido a más de una: esa chica que, de tanto como se quiere, se pone siempre en primer lugar: ella es la más guapa, la más lista, la que más gana; ella tiene derecho a todo por su cara bonita, porque sí, porque el mundo la hizo así, que diría la canción. Y tú, en su presencia, te ves forzada a asumir un rol secundario porque ella, simplemente, no te deja. ¿No te deja de verdad? Averigua lo que hay detrás de esa actitud y la próxima vez podrás desarmarla.
UNA GRAN PARADOJA
La diferencia básica entre autoestima y narcisismo es que, en la primera, la persona dice: 'Yo soy importante y tú también', mientras que el narcisista piensa: 'Yo soy importante y tú no'. Ocurre que, en realidad, esa actitud tan egoísta, esa búsqueda constante del halago, de la admiración, ese necesitar ponerse siempre por encima de los demás, esconde una personalidad con muy baja autoestima. Esa es la gran paradoja. En lo superficial dan esa sensación, pero la realidad es que sienten un gran vacío interno, no tienen recursos emocionales. De hecho, una de las características que define al individuo narcisista es su incapacidad de empatizar con los demás. Por eso, porque no sabe ponerse en el lugar de otros, daña con sus palabras o con sus actos, sin pensar ni por un momento en el efecto que eso produce. Por eso, también, en lo más hondo de sí mismo está solo. Quizá tenga admiradores (los necesita como el respirar), pero no amigos.
CUESTIÓN DE EQUILIBRIO
La persona que se siente a menudo por debajo de los demás tiene un problema de baja autoestima; pero la solución a esto no es el desprecio o creerse superior. Entre un extremo y otro están las personas sanas, esas que no van dando constantemente pruebas de su superioridad pero tampoco permiten que nadie las avasalle o intimide. Es decir, las que se sienten a la par que los demás. Así que ya sabes, si un día te sorprendes diciéndote a ti misma: 'espejito, espejito, no la hay más guapa que yo', párate un momento y vuelve a leer este artículo.