ACTUALIDAD. Niños solos en verano.
Con las vacaciones, proliferan los menores españoles que se quedan solos en sus hogares. Algunos se vuelven más responsables y otros más dependientes de las nuevas tecnologías. ¿Cuándo dejarlos?
En general, entre los 11 y 12 años, los menores tienen sentido de la responsabilidad y tratan de cumplir sus obligaciones.
Cerca de 600.000 niños españoles menores de 13 años pasan el verano en casa solos. Lo hacen por motivos económicos: los trabajos intermitentes, precarios y mal pagados de sus progenitores los obligan. A esta cifra de niños solos en riesgo de exclusión social hay que unir la de otros muchos padres españoles que ven cómo conciliar vida laboral y familiar en verano es todavía más difícil que el resto del año y optan por esta misma alternativa.
Nativos de la crisis: en busca de los niños de la llave es como ha llamado la ONG Educo a un estudio que acaba de publicar y que refleja cómo, ocho años después de que estallara la crisis financiera, los pequeños españoles siguen padeciéndola. En 2009 eran más de 350.000 los menores obligados a pasar su verano en soledad mientras que este año son casi el doble los que gestionan su vida junto con la llave de su casa.
El umbral de riesgo de pobreza para el Instituto Nacional de Estadística (INE) sería un hogar con cuatro miembros, dos adultos y dos niños, con unos ingresos de 17.237 euros anuales.
Trabajadores pobres
Según el informe, de los 8,2 millones de hogares con niños que hay en nuestro país, 2,2 millones (un 27,4 %) está en riesgo de pobreza. Para Educo, se trata de padres y madres que encadenan secuencias de empleo y desempleo; un colectivo de casi el 15 % de la población activa en España, denominado ‘los trabajadores pobres’, que han visto cómo el incremento de empleos precarios derivados de la crisis ha complicado la situación de sus hijos. ¿Cómo luchar contra esto? Según Educo, potenciando empleos dignos e implantando políticas de ayuda a las familias que aporten una prestación universal por hijo a cargo.
Este dato contrasta con el estudio de Groupon que revela que los españoles gastaremos este verano una media de 497 E en campamentos y actividades para niños, una cifra mayor que la de Alemania, Reino Unido, Francia o Italia.
Mayor autonomía
Con la llegada del verano, los niños y niñas de la llave viven un tiempo de especial vulnerabilidad de derechos, según Educo. El riesgo de exclusión social es mayor en temas sensibles como alimentación, ocio, tiempo libre, actividades sociales y vacaciones con la familia. Sin embargo, desde el punto de vista psicológico lo que más daño hace estos críos no es la soledad, sino sentirse excluidos de actividades que hacen otros, quedarse fuera y padecer exclusión social.
Para Verónica Rodríguez Orellana, directora y terapeuta de Coaching Club, “no es deseable que un menor pase largas horas en soledad sin la presencia de un adulto. Con los nuevos modelos de relaciones laborales y los cambios en el paradigma de familia tradicional, parece que este hecho se está prodigando mucho más allá de lo conveniente. Los padres deberán afrontar estas nuevas circunstancias apostando, en coordinación con la escuela, por educar en la precoz responsabilidad”.
Según la terapeuta, si la familia no plantea una estrategia y un calendario de actividades/responsabilidades en el ocio de los niños, lo más lógico es que tiendan a evitar la soledad acudiendo abrupta y exageradamente al recurso de la televisión, Internet, la Play o a otros artilugios tecnológicos de evasión.
Para Cristina Gutiérrez, codirectora de La Granja Escuela, “la sobreprotección es una pandemia que convierte a los chi- cos en ‘no aptos’ para caminar solos por la vida. Por eso, lo positivo de que estén solos es que les permite entrenarse en la autonomía y la responsabilidad”.
¿Cuándo dejarlos solos?
El momento en que más niñas y niños de
la llave surgen es al pasar de Primaria a la Educación Secundaria Obligatoria (ESO). Se cambian las pautas de vida cotidiana, los horarios y los tiempos. Como si fuera un ritual obligado por el estilo de vida actual, la llave se entrega entre los 11 y 12 años al llegar a ESO.
La ley española no fija una edad para dejar solo a un menor. El Código Civil (artículo 172) dice: “Se considera como situación de desamparo la que se produce de hecho a causa del incumplimiento, o del imposible o inadecuado ejercicio de los deberes de protección establecidos por las leyes para la guarda de los menores, cuando estos queden privados de la necesaria asistencia moral o material”.
Pero ¿a qué edad pueden? Según Rodríguez, “la responsabilidad se adquiere y desarrolla progresivamente, en cualquier cultura. Y existen ritmos distintos en cada individuo. Es difícil encontrar niños que con los mismos años manifiesten el mismo grado de responsabilidad: cada pequeño desarrolla más unas aptitudes y otras menos”.
En líneas generales, entre los 11 y 12 años se ponen de manifiesto los siguientes aspectos: tienen sentido de responsabilidad, tratan de cumplir sus obligaciones y se hacen más flexibles en sus juicios. Su comportamiento es mejor fuera del entorno familiar. Tienen capacidad para valorar lo bueno o malo de sus acciones, puede pensar en las consecuencias, conocen sus intenciones y desean obrar por propia iniciativa, aunque se equivoquen.
Los padres deben tener en cuenta que ser responsable no solo consiste en cumplir lo que se les manda (eso es obediencia), sino que supone saber elegir y decidir por uno mismo y, una vez efectuada la elección, deben ser consecuentes.