Mía

Maggie Civantos

“LA LIBERTAD ES SER TÚ MISMA, QUERERTE POR ENCIMA DE TODO”

- por RAQUEL MULAS

Risueña, acompañada de su perro chihuahua y con la luz de la Costa del Sol en el rostro. Así aparece Maggie Civantos a nuestra sesión de portada, una cita que finaliza con una agradabilí­sima conversaci­ón en la que presentimo­s que tendrá una larga y fructífera carrera de actriz.

¿Te esperabas el éxito que ha cosechado Las chicas del cable?

MAGGIE CIVANTOS: De alguna manera sí, porque al ser un proyecto internacio­nal se ha hecho con referentes que ya habían sido un éxito como Gran hotel y Velvet. El encargo de Netflix a la productora Bambú fue hacer un producto parecido.

En la serie se ha cuidado mucho toda la ambientaci­ón. ¿Qué te gusta de los felices años 20, época en la que se desarrolla? La música y sobre todo el vestuario. Marcó un antes y un después. También muchos derechos adquiridos hoy en día se los debemos a lo que consiguier­on las mujeres y los movimiento­s de esa época. Luego, por desgracia, retrocedim­os.

Tu papel en la primera temporada es el de una mujer maltratada. ¿Te lo preparaste de alguna forma especial? Fue muy fácil empatizar con ella porque es un tema que está a la orden del día. No me puse en contacto con ninguna mujer maltratada pero hablé con una telefonist­a de la época y de repente me di cuenta de que podría ser Ángeles porque me dijo una frase que mi personaje menciona en el primer capítulo: “Cuando me casé tuve que dejar de trabajar y a mí me apasionaba mi trabajo”. En esa época había muchas Ángeles, para ellas era algo impensable ser ama de casa y mujer trabajador­a.

¿Qué tal os lleváis las chicas del cable fuera del plato? Muy bien, con chicos incluidos. Hay quedadas fuera del rodaje y llamadas. Creo que la amistad ha traspasado la pantalla. Hay una relación muy potente entre nosotras y ha venido muy bien para desarrolla­r la trama de la segunda temporada, que da un giro impactante.

Este otoño estarás en el Teatro Español de Madrid con Troyanas, que el pasado mes de julio interpreta­ste en el Festival de Mérida. ¿Qué ha supuesto para ti pisar el escenario de un lugar tan especial? Es imponente pero mágico. Estar en este proyecto ha significad­o mucho para mí, ha sido volver a creer en el teatro y en el poder de la palabra. Cuando comencé a estudiar interpreta­ción quería hacer teatro para trabajar en este tipo de obras. Troyanas es un proyecto necesario por su actualidad, habla de las consecuenc­ias de la guerra. En un momento de la obra de Eurípides mi personaje, Helena de Troya, dice que no hay razones para entrar en una guerra. Casi al final exclama: “¿Mi cuerpo es el culpable? ¿Mi cuerpo y no los ejércitos?” Esa parte me emociona porque creo en ello, creo que no hay razones para una guerra jamás, ni para

hacer lo que se está haciendo. La guerra no es solamente lo que ocurra al otro lado del Mediterrán­eo, la guerra es la misma hostilidad en la que vivimos en nuestro día a día con ciertas personas. Es un discurso muy interesant­e y sobre todo muy aplastante. Todos nos inventamos excusas para hacer lo que queremos por intereses banales, pero hay que dejar de mirar hacia otro lado. Hay que tomar cartas en el asunto desde donde cada uno pueda. ¿Eres una pacifista convencida?

Sí, aunque no me gusta ponerme etiquetas.

¿Siempre tuviste claro que querías ser actriz?

La verdad es que no lo sabía, me gustaba mucho escribir, comunicarm­e. Con 15 años, una profesora de Literatura me dijo que había hecho Arte dramático y yo me quedé pensando porque nunca había hecho teatro, pero tenía cierta curiosidad. Era una niña muy imaginativ­a y había algo ahí en mí que me resonaba, sabía que me iba gustar. Le dije a mi profesora que me gustaría probar pero que tenía miedo porque soy tímida, y me dijo: “Las personas más tímidas son las más extroverti­das encima de un escenario, te animo a que veas cómo te sientes”. Busqué una escuela de interpreta­ción en Málaga, empecé a hacer teatro y me encantó desde el primer día. Seis meses más tarde me propusiero­n hacer un personaje muy pequeñito en Bodas de sangre, una muchacha que llega y enseña cómo son las medias de la novia. Recuerdo ese momento como uno de los más bonitos de mi vida. En Mérida me ha pasado igual, me encanta la paz y el silencio del escenario. ¿La profesión te ha dado solo alegrías o también algún disgusto?

Me ha dado más disgustos, lo que pasa es que desde hace tres años para acá las alegrías son muy grandes y los compensa, pero me duele mucho ver a mi alrededor que no siempre el talento es recompensa­do. He tenido muchos noes en mi vida y situacione­s muy complejas. Cuando parecía que me iban a dar el personaje de una película y que iba a cambiar mi carrera, a última hora me decían que no. Era la eterna finalista y eso duele mucho. Llegó un momento en el que ya no podía más y dije: “No me compensa, necesito pagar mi alquiler. Cierro y me voy de viaje”. Y justo me salió Vis a Vis.

¿Se aprecia más la libertad después de haber interpreta­do durante dos temporadas a una presa? Es curioso porque para mí la libertad siempre ha sido muy importante. Es difícil definirla, es estar fuera de lo que los demás quieren de ti, de las etiquetas que te pone la sociedad; es ser tú misma, sin ningún miedo y quererte por encima de cualquier cosa. Eso te da mucha libertad porque te da seguridad y felicidad. ¿Crees en los príncipes azules y, en ese caso, esperas que llegue alguno?

No, pero me gusta creer en las personas especiales que aparecen en la vida –llámalas príncipes, ranas o ángeles– para enseñarte

algo o cambiar el rumbo de tu vida. Creo en la magia del encuentro o en que de repente mires a alguien y surja una química muy especial. ¿Y un set de rodaje puede ser un buen sitio para encontrar pareja?

Puede ser, pero puedes confundir el personaje con lo que realmente estás sintiendo. Es muy común que ocurra un romance en un rodaje porque juegas con sentimient­os. En 2015 emulaste a Marilyn en el corto Rubita. ¿Para ti qué es hacerse la rubia?

Hacerse de vez en cuando la rubia está bien, es una manera de lidiar con situacione­s donde solamente tienes dos opciones, o te haces la rubia o te enfrentas de una forma violenta, y yo, como soy pacifista pero sin etiquetas... [risas]. Aunque puede llegar un momento en el que necesariam­ente tienes que parar los pies y es bueno hacerlo. Me parecería fantástico que los hombres también se hicieran ‘el rubio’ porque no tiene que ver nada con el género.

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POR QUÉ AHORA Pisará las tablas del Teatro Español, de Madrid, con...
QUIÉN ES Actriz (Málaga, 1984). Su gran oportunida­d televisiva le llegó con Vis a vis. Es una de las protagonis­tas de Las chicas del cable, primera producción española de Netflix. POR QUÉ AHORA Pisará las tablas del Teatro Español, de Madrid, con...
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cable. Netflix asegura, por el momento, 3 temporadas.
ACTRICES Y AMIGAS. Maggie Civantos con sus tres compañeras de reparto en Las chicas del cable. Netflix asegura, por el momento, 3 temporadas.
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 ??  ?? ALEGRÍAS. Maggie recibió en 2016 el premio a la Mejor Actriz en el Festival de Cine de Málaga. A la dcha., en el desfile de la diseñadora Esther Noriega, gran amiga suya, el pasado febrero.
ALEGRÍAS. Maggie recibió en 2016 el premio a la Mejor Actriz en el Festival de Cine de Málaga. A la dcha., en el desfile de la diseñadora Esther Noriega, gran amiga suya, el pasado febrero.

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