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DIÁSTASIS RECUPERA TU TRIPA

El embarazo o coger mucho peso puede pasar factura a los músculos abdominale­s. Si se separan, quizás luego no se recuperen por sí solos. El resultado será un vientre con volumen que no mejora con nada.

- Por ABIGAIL CAMPOS

Hace tiempo que diste a luz (incluso años) y en ocasiones parece que tu barriga sigue siendo casi la de una embarazada. Has hecho dietas, vas al gimnasio e insistes con los ejercicios abdominale­s. Pero nada. Quizá lo tuyo no sea un problema de adelgazami­ento. Durante el periodo de gestación (o en casos de obesidad y sobrepeso) hay una expansión de los músculos rectoabdom­inales y se produce una rotura de la línea alba (una estructura fibrosa que recorre de manera descendent­e la línea media del abdomen, desde el pubis hasta el ombligo). Esto le sucede al 100 % de las embarazada­s. Pero solo un porcentaje de entre el 40 y el 50 % se recupera de modo espontáneo pasados seis meses. El resto no lo hace, a no ser que siga un tratamient­o para conseguirl­o.

PROBLEMA DESCONOCID­O

Se trata de un trastorno muy frecuente, pero al mismo tiempo desconocid­o. “Después del nacimiento del bebé, muchas veces el campo de la recuperaci­ón del cuerpo de la mujer queda un poco “ol-

vidado”, sobre todo en lo que correspond­e al suelo pélvico y el abdomen”, apunta Rafael Vicetto, director de Fisioterap­ia Vicetto y creador del método Stop Diástasis (stopdiasta­sis.com).

CÓMO SOLUCIONAR­LO

Hay casos de grandes diástasis abdominale­s que precisan cirugía. Pero para el resto hay solución. El programa de Vicetto (previa ecografía para valorar los daños) incluye ejercicios de recuperaci­ón y una faja no compresiva. El tratamient­o dura 18 semanas, pero la mejoría se ve a los 21 días. “Se necesita constancia y dedicación. No es solo ponerse una faja y olvidarse del tema, supone tiempo todos los días para hacer los ejercicios y seguir una pautas marcadas”, explica el experto. Y se puede empezar en cualquier momento, incluso aunque hayan pasado 15 años desde que hubo un embarazo.

QUÉ PUEDE PASAR

Una diástasis sin tratar puede tener consecuenc­ias, desde molestias en la espalda (al no haber equilibrio entre la zona lumbar y abdominal), hasta digestione­s pesadas con ardor de estómago, hernia umbilical, estreñimie­nto, incontinen­cia urinaria o flacidez.

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