Harrison FORD
No ha sido arqueólogo, contrabandista en una galaxia muy, muy lejana ni replicante. Pero sí boy scout, carpintero del grupo musical The Doors y de George Lucas y piloto.
La vida real de Harrison Ford (75 años) es casi tan surrealista como una mezcla de todos sus papeles. Primero, porque no podría haber llegado a ser Han Solo si no hubiera sido, antes que buen actor, un buen carpintero. Y autodidacta en el oficio.
EL CARPINTERO DE LOS DOORS
Todo empezó en la universidad, antes de dejarla. Allí, Ford se apuntó a clases de actuación por probar algo nuevo -aborrecía las ganas que tenían sus compañeros de sentarse en un despacho y quedarse allí el resto de su vida- y encontró su pasión. Una pasión, sin embargo, que no llegaba a pagarle las facturas cuando ya tenía mujer e hijos, aunque hubiera conseguido algunos papeles (entre ellos, uno en American Graffiti, de George Lucas). Así fue como Ford se hizo carpintero y acabó montándoles unos escenarios a The Doors. “Cuando acabé estuve a punto de meterme a jesuita. Esa gente era demasiado”, confesó. Más tarde, por pura casualidad, entró a arreglar puertas donde Lucas hacía el casting para Star Wars. Al menos así fue según su versión; porque el director sostiene que arregló el encuentro para saltarse su propia regla de no repetir con ningún actor: lo quería a él.
PILOTO Y HÉROE ECOLOGISTA
A los 54 años, haber pilotado el Halcón Milenario se le quedaba corto. Quería ser algo más que actor, aprender algo nuevo, y aprendió a volar. Gracias a esta habilidad le han caído tanto titulares tildándole de héroe (se ha ofrecido varias veces para llevar a cabo labores de rescate) como riñas de grupos ecologistas, pues una vez dijo que le apasionaba tanto la avioneta que cruzaba la costa solo para pillar una cheeseburger. Siendo parte del Consejo de Administración para la Conservación Internacional y alguien a quien han expulsado de Indonesia por arrinconar a su ministro de Medio Ambiente respecto a la tala indiscriminada de árboles en su país, seguramente no se tomó muy a pecho la crítica.