entrevista. Megan Montaner.
“EN LOS RODAJES NO ES FÁCIL SACAR UNA AMISTAD DE VERDAD”
Acaba un año intenso y lleno de acontecimiento felices para Megan Montaner. Ha sido mamá hace nueve meses y su carrera de actriz continúa viento en popa. Ella se empeña en decir que sigue siendo la misma, que su vida apenas ha cambiado nada. “Para los amigos sigo siendo Megan, la de Huesca, más basta que un arado”, exclama. Pero es innegable que se ha ganado un lugar en el selecto club de las jóvenes actrices a las que adora la cámara. Después de estudiar maquillaje en Huesca, un día decidiste que querías ser actriz. ¿Así fue?
MEGAN MONTANER: Pues sí, no fue algo premeditado desde que era una niña, ni lo típico de “mamá quiero ser actriz”. Hubo un momento en el que necesitaba salir de Huesca, me gustaba el cine y el teatro, aunque tampoco creas que había visto muchas obras, y un amigo me dijo: “¿Por qué no vas a Madrid y haces un curso de interpretación? A partir de ahí vi que no me sentía tan mal haciendo esto, busqué representante y ahí seguimos. Has sido de vocación tardía, pero te has dado prisa, ya que has protagonizado algunas de las series con mejor audiencia de los últimos tiempos.
Y yo contenta. Esto es una ciencia incierta y no hay forma de saber cómo va a responder el público. A lo mejor te encuentras con un guion que crees que va a dar el pelotazo y luego no le gusta a nadie y viceversa. ¿Entre actores, qué es más frecuente, el compañerismo o los celos?
El compañerismo es algo muy importante a la hora de trabajar. No me gustaría ser como Bette Davis y Joan Crawford cuando rodaron ¿Qué fue de
quién es Actriz (Huesca, 1987). La popularidad le llegó por El secreto de Puente Viejo. Después siguieron series como Gran Hotel, Sin Identidad. Victor Ros o La embajada .
por qué ahora La podemos ver en Velvet Colección (Movistar+), el spin-off de la exitosa Velvet.
Baby Jane?, que fue un cristo. No soy amiga de todas las actrices pero, por suerte, nunca me ha tocado nada así. Cuando estás en un rodaje compartes emociones y sentimientos todos los días durante muchas horas, pero no es fácil sacar una amistad de verdad. Es todo muy intenso pero también muy efímero. Con el paso del tiempo queda un cariño, pero eso que había en ese momento, cuando estabas al pie del cañón, desaparece una vez terminado el proyecto. Yo he sacado tesoros como Alejandra Onieva o Silvia Alonso, pero se cuentan con los dedos de una mano. ¿Te sientes mimada por los productores?
Me siento mimada y supercuidada por la profesión, no me ha faltado trabajo. Me he esforzado y la perseverancia da sus frutos. Pero hay actores que han empezado a muy temprana edad y todavía están buscando su sitio.
Porque a lo mejor se quedan encasillados si han empezado muy jovencitos, que es lo peor de nuestra profesión. Tú crees que lo más guay es jugar, crear, hacer personajes completamente distin-
tos, pero como te vean en un rol que haces bien y funciona, ahí te quedas. Yo, gracias a Dios, he podido variar un poquito pero durante mucho tiempo estuve encasillada en el drama. Hacía una prueba para una comedia y me decían que no porque en su cerebro no acababa de cuajar. Al final, lo que más nos gusta a los actores es separarnos de nuestra forma de ser para hacer otras cosas. algo ven en ti para que te ofrezcan papeles de mujer fuerte, decidida, de “aquí estoy yo”...
Tuve la suerte de empezar con Pepa, la partera en El secreto de Puente Viejo y eso marcó totalmente mi carrera, pero el personaje de Elena en Velvet Colección, el último que he hecho, no tiene nada que ver. Es cierto que es una mujer con las ideas claras pero al mismo tiempo se deja llevar mucho por las emociones. Seguro que este año, como has sido mamá, te has acordado más de una vez del personaje de la partera.
Sí [risas]. Madre mía, ignorante de mí, no sabía en lo que me estaba metiendo ni de lejos. En el parto intenté hacerlo lo mejor que pude. Obviamente, la realidad siempre supera la ficción. Ya han pasado nueve meses desde que nació Káel. El tiempo vuela pero de felicidad. ¿Puedes decir que la maternidad te ha cambiado la vida?
Sí. Ahora tengo una responsabilidad muy grande pero intento adaptar su rutina a mi vida y no al revés. No quiero ser una madre que esté siempre encima sin salir de casa. Respeto otras formas de pensar, yo en este caso desde el primer momento lo he llevado conmigo a cenar o a dar una vuelta con los colegas. Con cuatro meses ya había hecho 14.000 km en coche. Igualmente también me doy el permiso de dejarlo un fin de semana con los abuelos y no pasa nada, no me siento mal. De hecho, creo que también es necesario tu momento de decir “Hola, yo también existo”. Pero no tengo ningún tipo de queja porque el niño me ha salido muy bueno. ¿cómo surgió el nombre de Káel?
Somos una familia de nombres raros y lo elegimos en cierto modo para seguir la tradición. Estuvo nueve meses apodándose ‘el sin nombre’. Nos venía un nombre a la cabeza, lo compartíamos con alguien y nos lo tiraba abajo. Al final decidimos dejarnos llevar y en un momento dado apareció Káel, que significa guerrero, poderoso, y dijimos: “Adelante, no lo vamos a compartir con nadie hasta que nazca” [risas]. Tu pareja es biólogo ambiental y tú, actriz. Son dos mundos opuestos. ¿Qué tal lo lleváis?
Pues fenomenal. Piensas que probablemente te entendería mejor una persona que estuviera en tu mundillo que alguien ajeno que pueda pensar: “Tiene que estar rodando hasta las tantas de la mañana y besándose con otro”. Pero no, ha sido todo facilísimo. Gorka y yo tenemos una vida lo suficientemente aburrida como para que no hablen de nosotros. ¿crees necesario mostrar un poco de tu vida privada en las redes sociales?
Necesario no, pero hay que estar visible sobre todo para las personas que te siguen y quieren saber un poco lo que haces en tu día a día, además de ver el personaje que tú creas. Yo trato de enseñar hasta cierto punto, soy celosa de mi intimidad. Si me voy con mi hijo de paseo lo puedo compartir, no estoy contando que tengo un problema, son cosas distintas. Creo que a las actrices nos viene bien esa exposición hasta cierto punto. Nunca te tienes que casar con el diablo.