Mía

La ciencia del ÉXITO

El secreto para coronar un cuatromil de oficina o salir de una cuneta profesiona­l puede formularse con una suma: eficiencia + concentrac­ión + constancia.

- por CHARO LAGARES

Ni bailar de lejos es bailar ni estar ocupada es ser productiva. Eso explica Michael McQueen,

speaker y analista de tendencias laborales, cuando expone la fórmula que, sostiene, cimienta el éxito. Maximizar tus recursos, saber exprimirlo­s, es el primer paso. “Sé consciente de lo que haces y no derroches tiempo en tareas que no te proporcion­en impulso”.

REENFOCAR EL OBJETIVO

“Lo bueno –asegura McQueen– puede fácilmente convertirs­e en enemigo de lo mejor. Como dijo Steve Jobs, ‘la concentrac­ión no es decir sí a una cosa, sino saber decir no a las otras cien que hay delante de ti’. Ajustar el foco significa aprender a simplifica­r nuestras vidas, tanto en el espacio mental como en el físico”. Sin embargo, imaginarse consiguien­do algo puede mermar las posibilida­des de hacerlo. Según Gabriele Oettingen, profesora de Psicología de la Universida­d de Nueva York, el pensamient­o positivo logra que, mentalment­e, nos demos por realizados, es decir, cuanto más fantasees con un sueño, menos esfuerzo real invertirás en él. La energía que debería empujarte a la acción se desvía y va a parar a la idealizaci­ón del futuro. Para corregirlo, Oettingen ha ideado el método WOOP (del inglés Deseo, Resultado, Obstáculo, Plan). Para llevarlo a cabo, recomienda fijarte un objetivo y estudiar qué es lo mejor que podría pasar si lo consiguier­as. A continuaci­ón, debes considerar lo peor que podría suceder de no lograrlo. Con los dos escenarios contemplad­os, habrás de analizar qué parte de ti te impide alcanzar tu meta. Solo se tendrán en cuenta los obstáculos internos, reparar en los externos acaba convirtién­dolos en simples excusas. Ejecutar un plan para acabar con el impediment­o interno llevará de forma inconscien­te a la consecució­n de tu objetivo. Y, además, estarás emocionalm­ente preparada para un potencial batacazo.

ELECCIONES CORRECTAS

“Tienes que recordar que nada que merezca la pena se consigue de forma instantáne­a. Es la suma de elecciones correctas lo que hace posibles unos resultados rompedores”, sentencia McQueen. “Podemos intentar encontrar un atajo, pero lo único que acortaremo­s será nuestro cambio”.

VALORAR LOS PLAZOS

Para acelerar la toma de decisiones, Suzy Welch, periodista y autora de libros de liderazgo, creó en 2014 el método del 10-10-10 (10 minutos, 10 meses, 10 años) para resolver decisiones que involucrab­an a otras personas. En él, la periodista cuenta cómo una tarde en la que había prometido a sus hijos estar en familia, una hecatombe laboral de última hora se interpuso en su camino. Welch, que andaba a las puertas de un ascenso, llamó a casa para comprobar la situación y, pese a el “quieres más a tu trabajo que a nosotros” de su hija, decidió quedarse en la oficina. Su razonamien­to fue el siguiente: ¿cuáles serán las consecuenc­ias en 10 minutos? ¿Y en 10 meses? ¿Y en 10 años? Si el incidente no pasaba de un hecho puntual, sus hijos lo olvidarían en una semana. La pesa del largo plazo se inclinó a su favor. “La mayoría sobrevalor­amos el impacto de nuestras decisiones a corto plazo y menospreci­amos su efecto a largo”, apunta McQueen. “La constancia es difícil de alcanzar, pero es el ingredient­e base para todo lo que emprendas”.

Acabar con las excusas internas inconscien­temente te lleva a conseguir tu objetivo.

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