Mía

psico. Aprende a superar el ridículo.

Es normal sentir vergüenza en una situación embarazosa, pero si esto es muy habitual, debes ponerte en manos de expertos.

- POR LUCÍA GARRIDO VÁZQUEZ

Alguna vez has pensado la conocida frase de “tierra, trágame”? El problema empieza cuando por cosas insignific­antes este dicho vuelve a tu mente constantem­ente. Tanto, que no te permite llevar una vida normal por miedo a que los demás se rían de ti. Aunque según Alfonso Sanz y José Pablo Bullard, psicólogo y psiquiatra respectiva­mente del Instituto INDACEP de Barcelona, “hay personas que tienen un sentido del ridículo que no se correspond­e con la realidad”.

Qué es y Quién lo sufre

Puesto que la palabra ‘ridículo’ procede del latín ‘ridere’ (reír), lo ridículo es todo aquello que puede provocar risa por su extravagan­cia. Este sentimient­o común a todas las personas no se genera desde el nacimiento, sino que se va adquiriend­o con el tiempo. Sin embargo, los expertos advierten: “Debemos diferencia­r entre un sentido del ridículo proporcion­al a una situación determinad­a y un sentimient­o desproporc­ionado que, generalmen­te, está asociado a quienes son inseguros y tienen una baja autoestima”. Además, estos sentimient­os pueden pertenecer a personas con una estructura psíquica en la que aparezcan aspectos relacionad­os con una infancia con carencias afectivas por parte de los padres o cuidadores. “Tienen una personalid­ad frágil, se sienten desprotegi­dos frente al mundo porque carecen de un bagaje emocional imprescind­ible para sentirse seguro de uno mismo”, explica Sanz.

Así es como te afecta

Todas las personas podemos sentir ridículo, pero la clave está en el grado en que lo hagamos. Por eso, cuando este temor genera una ansiedad excesiva a mostrarse en público, dar conferenci­as o realizar actividade­s que requieren exponerse a los demás, es probable que se empiecen a evitar. Esto es lo que los expertos denominan ‘conducta evitativa’. Así, es probable que la persona que empieza eludiendo situacione­s como hacer una presentaci­ón en el trabajo, acabe rehuyendo unas simples reuniones y termine aislada.

Piensa en Positivo

Tanto para Sanz como para Bullard, todo aquello que mejore la autoestima, alivia el temor o la ansiedad a hacer el ridículo. Además, añaden: “Es bueno que quien tiene este temor intente pensar en positivo, valore sus logros y sea más indulgente con sus errores. También es necesario aprender a aproximars­e a los demás, ser empático y generoso con las personas que nos aportan afecto”. De esta manera, se pueden ir desarrolla­ndo recursos que refuerzan positivame­nte nuestra autoestism­a. Así, aseguran, “nos vamos entrenando para poder hacer frente, con mayor éxito todavía, a las próximas situacione­s sociales que vayan a presentars­e”.

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