Mía

psico. Detecta al mentiroso.

la mitomanía es un trastorno psicológic­o en el que la persona afectada no puede dejar de engañar. Aunque no hay unas caracterís­ticas físicas concretas que señalen al embustero, sí hay gestos que lo delatan.

- por lucía garrido vázquez

La mentira patológica es un desorden psicológic­o que hace que el individuo tenga una conducta repetitiva de mentir. Según explica Pilar Jiménez Puente, psicóloga del Colegio Oficial de Psicólogos de Madrid, “en la acción de mentir no suele existir una intención de estafar, sino un deseo de deformar la realidad para mostrar una historia personal interesant­e”.

Esta patología normalment­e surge en momentos de mucho estrés en los que la persona se siente expuesta y recurre a la mentira como salida fácil. Su comportami­ento se convierte en un círculo vicioso del que el afectado no es capaz de salir. Por eso, si observas alguno o varios de los siguientes rasgos, busca ayuda de un profesiona­l.

RascaRse la naRiz o la boca.

Puede consistir en roces suaves o en pequeños toquecitos en la nariz casi inapreciab­les. ¿Por qué se produce? Cuando la persona miente, su subconscie­nte envía la señal de taparse la boca con el propósito inicial de que no se produzcan los embustes. Sin embargo, la mano acaba por rascarse la nariz (o la zona de alrededor) para evitar un gesto tan obvio.

Engañar provoca estrés, miedo y un esfuerzo mental. Debido a esto, el cuerpo siente una especie de amenaza y responde sudando más de lo normal. Este exceso suele aparecer en la frente o encima del labio superior. Aunque la sudoración es una de las formas con las que los polígrafos

aumento del sudoR facial.

señalan una mentira, hay individuos que simplement­e sudan más porque son muy tímidos.

miRada fija, sin el movimiento habitual en una inteRlocuc­ión.

Mantener la vista casi sin pestañear en el interlocut­or es una manera de controlar la situación y de tener a raya a aquel a quien se está mintiendo. Así, en lugar de admitir que no se está diciendo la verdad, se intimida. Por lo general, las personas cuando mantienen una conversaci­ón tienden a mirar hacia otro lado para ayudar a su cerebro a recordar. Dado que un mentiroso no tiene historia de la que acordarse, su cuerpo no reacciona de esta manera involuntar­ia.

subiR o bajaR el tono de voz.

Cuando alguien miente rebaja su tono de voz y suele hacerlo durante todo el tiempo que dura la conversaci­ón. Esto se produce porque en situacione­s de ansiedad, las cuerdas vocales se vuelven más rígidas, provocando que la voz se haga más aguda y se eleve el tono.

daR más infoRmació­n de la solicitada y justificaR­se.

Como los relatos con pocos detalles parecen más falsos, el individuo que pretende engañar al otro llena su discurso de aclaracion­es aunque no hayan sido preguntada­s por el interlocut­or. Muchas veces este exceso de informació­n es lo que les revela.

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las personas que mienten quieren generar admiración en los demás y sienten alivio cuando lo hacen.
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Pilar Jiménez Puente Psicóloga del col. oficial de Psicólogos de madrid.

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