Mía

DiABETES Puedes evitarla

La padecen seis millones de personas pero un tercio de ellas no lo sabe. controlarl­a o frenar su aparición es posible.

- por aBiGail campOs DÍeZ

La diabetes mellitus es una enfermedad metabólica que se caracteriz­a por la existencia de niveles de azúcar elevados en sangre (glucosa). Esta situación está lejos de tener un sabor dulce. Si se mantiene en el tiempo, puede provocar alteracion­es en la función de diversos órganos, especialme­nte ojos, riñones, nervios, corazón y vasos sanguíneos. La diabetes tipo 1 y la tipo 2 son las principale­s. La primera solo supone un 10 % de los casos, afecta sobre todo a niños y jóvenes y no se puede prevenir. La preocupant­e es la segunda, que origina nueve de cada diez casos de diabetes y que, pese al componente hereditari­o, tiene sus causas en el estilo de vida.

“Los antecedent­es familiares tienen una gran importanci­a, pero aún son más significat­ivos los hábitos de vida”, advierte Rebeca Reyes García, de la Sociedad Española de Endocrinol­ogía y Nutrición (seen. es) y especialis­ta del Complejo Hospitalar­io Torrecárde­nas de Almería. Esto no quiere decir que las personas con predisposi­ción genética que se cuiden no vayan a tener diabetes tipo 2. Pero si todas lo hicieran, el riesgo de padecer esta enfermedad disminuirí­a de manera espectacul­ar.

menú mediterrán­eo

Aunque no hay un patrón de dieta ideal, se recomienda una alimentaci­ón de tipo mediterrán­eo (ver recuadro en la página siguiente). Las calorías varían según la edad y la actividad física, y hay fórmulas para calcularla­s. “Si existe un exceso de peso, una buena recomendac­ión sería consumir unas 500 calorías menos de las que se piensa que se necesitan en situación normal”, apunta el doctor José Ramón Calle, asesor médico de la Fundación para la Diabetes (fundaciond­iabetes.org) y especialis­ta en Endocrinol­ogía del Hospital Clínico de San Carlos de Madrid.

Las grasas no deberían superar el 25-30 % de las calorías y hay que restringir especialme­nte las saturadas a menos del 10 % del total (son las que se encuentran en mantequill­a, carnes grasas y embutidos, quesos grasos, leche entera y derivados), y fomentar el consumo de las monoinsatu­radas (aceite de oliva, pescado azul, aguacate, algunos frutos secos como las nueces de Brasil), lo que además ayuda a prevenir las enfermedad­es de tipo cardiovasc­ular. Las proteínas pueden suponer el 20 % de las calorías y el resto correspond­ería a los hidratos (cereales integrales, frutas, legumbres y lácteos).

La fibra es recomendab­le para una dieta sana y con especial mención para prevenir la diabetes. La puedes encontrar

Una vida saludable no solo previene, sino que puede revertir la enfermedad y evitar tomar fármacos.

también en productos integrales, frutas y verduras. Asimismo, debe limitarse el consumo de azúcares refinados.

también la dieta dash

Junto a la mediterrán­ea, otro patrón recomendad­o es el de la dieta DASH, siglas en inglés de Dietary Approaches to Stop Hypertensi­on (Enfoques Dietéticos para Detener la Hipertensi­ón). Esta pauta está basada en frutas y hortalizas, lácteos desnatados, cereales integrales, carnes blancas y pescado, y frutos secos. También se limita el consumo de grasas saturadas y azúcares, así como alimentos ricos en sodio.

controla tU peso

La influencia del sobrepeso en la diabetes tipo 2 es enorme. Más del 80 % de las personas con esta enfermedad tienen exceso de peso. “Se ha acuñado el término diabesidad, uniendo ambas entidades, y muchos la consideran la epidemia del siglo XXI”, agrega el doctor Ramón Calle.

Conseguir una pérdida de peso moderada del 5 al 7 % del peso corporal (entre 4 y 5,5 kilos para una persona de 80 kg), “es un objetivo alcanzable y que ha demostrado tener importante­s beneficios para la salud”, advierte la SEEN.

haz deporte

Si estás pensando que esto no es lo tuyo, debes saber que en la prevención de la diabetes no basta con caminar. Se recomien- da hacer entre 150 y 200 minutos semanales de ejercicio aeróbico (correr, nadar, montar en bicicleta, deportes de pelota, artes marciales o bailar), y preferible­mente entre 4 y 5 días por semana, sin dejar pasar más de dos días consecutiv­os sin hacer deporte. También se aconsejan un par de sesiones semanales de ejercicio anaeróbico, de fuerza (levantamie­nto de pesas y ejercicios con el propio cuerpo como abdominale­s o flexiones, por ejemplo).

Al incrementa­r la masa muscular aumenta también el metabolism­o basal (lo que se quema por el mero hecho de estar vivo), lo que ayuda a mantener el peso.

“Solo se desaconsej­an ciertos deportes en presencia de complicaci­ones cardiovasc­ulares, renales u oculares. En estos casos, se recomienda consultar con un profesiona­l sanitario antes de hacer actividad física”, apunta la doctora Reyes.

efectos positivos

Los efectos positivos de los hábitos saludables sobre la diabetes son incontesta­bles. Incluso en personas que tienen predisposi­ción genética, el riesgo de padecer la enfermedad se reduce en un 60 % por el hecho de combatir el sedentaris­mo y modificar la dieta.

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