14 entrevista.
Gema Balbás.
Los que trabajan en el medio aseguran que para mantenerse en televisión se necesita saber mirar al objetivo, tener presencia, profesionalidad, una buena dicción y algo de buena suerte. Algunos dicen que, además, es necesario contar con un buen padrino. Gema Balbás, que ahora cumple 25 años delante de la cámara, puede apuntar en su lista muchas de estas virtudes, incluso la de tener un mentor, ya que el gran Chicho Ibáñez Serrador la descubrió con solo 16 años.
¿CÓMO TE FICHARON PARA EL MÍTICO UN, DOS, TRES?
Estudiaba diseño y moda. Un día me paró un chico por la calle, era una especie de cazatalentos de Chicho Ibáñez Serrador, y me ofreció ser animadora del programa. Entonces tenía 16 años y nunca habían llamado chicos a mi casa. De hecho, le dije que tenía que hablar con mis padres. Cuando llamó, mi madre me sorprendió con su respuesta: “Vamos a probar pero la acompaño a la prueba”, dijo. Estuve dos semanas como animadora, a la tercera me hicieron pruebas de interpretación, canto y baile, y así pasé a ser azafata.
¿Y TE HABÍAS PREPARADO ESPECIALMENTE PARA BAILAR?
No, había hecho baile como cualquier chica de esa edad pero no con miras a dedicarme a esto. A mi madre le hizo gracia y, quizá, vio en ello una oportunidad porque Un, dos, tres no era un programa cualquiera. Cuando Chicho llamó para pedir a mi madre el consentimiento para trabajar, le dijo: “He visto cualidades en Gema, me gustaría hacerle una prueba. Pero te aviso que esta profesión es difícil”. Durante el año que trabajé como azafata hice de todo: me vi bailando, cantando, interpretando, viajando, presentando. Para mí fue el mejor máster que pude hacer y encima con Chicho.
¿QUÉ RECUERDOS TIENES DE ÉL?
Muy exigente. Sentía que me tenía como adoptada porque era una niña. Victoria Abril y yo fuimos las azafatas más jóvenes del Un, dos tres. Chicho es un maestro de la tele, sabía perfectamente lo que quería. Cuando daba un grito desde el control todos nos callábamos.
¿TRABAJAR CON CHICHO TE ABRIÓ PUERTAS EN ESA ÉPOCA?
Sí, porque era muy reconocido. Un,
dos, tres me sirvió para darme cuenta de que la profesión me gustaba y de que quería hacer algo más que solo bailar o posar. Asimilé que la comunicación me encantaba. Después trabajé también en Telecupón como azafata. De hecho, he estado en todos los programas en donde las azafatas tenían protagonismo.
¿ALGUNA VEZ TE SENTISTE MUJER FLORERO?
Sí, pero fue muy positivo para mí porque es lo que me hizo darme cuenta de que quería algo más. Trabajando como azafata con Íñigo en el programa ¿De qué bando estás?, recuerdo que no podía estar simplemente pasando el micrófono a la gente. Le decía: “Dame la palabra, necesito dar mi opinión”. Ahí empecé a tener claro que o me daban una oportunidad o dejaba la profesión porque no me gustaba lo que sentía cuando solo era azafata. Entonces empecé a presentar y vi que se me daba bien.
¿QUÉ TE ENGANCHÓ DEL OFICIO?
Siempre me han dicho que tengo ‘ángel’ cuando presento, que soy natural. Eso es lo que me ha hecho seguir trabajando como presentadora porque creo que todos los programas los he vivido. Además, me considero una presentadora a la antigua usanza. Di clases de dicción e interpretación con Juana Ginzo. Esta gran locutora y actriz radiofónica nos enseñó a Teresa Viejo y a mí a tener una dicción correcta, que hoy no tiene la mayoría de la gente porque ahora se lleva otro tipo de presentadores. Antes se exigía hablar bien, tener una buena dicción, y saber modular la voz.
HAS PRESENTADO PROGRAMAS COMO GENTE, EL BUSCADOR, ESCUELA DE PADRES EN APUROS. ¿LA TELE HA EVOLUCIONADO?
Ha cambiado un poco todo, la forma de llegar al público es diferente. Ahora, cuanto más natural y más llano seas o parezcas, mejor.
Trabajando en Un, dos, tres, me di cuenta de que quería hacer algo más que solo bailar o posar.
En esta profesión, tu carisma y lo que transmitas vale mucho más que ser más o menos guapa.
TAMBIÉN EJERCES COMO PROFESORA DE FUTUROS PRESENTADORES.
Lo hago cuando el tiempo me lo permite. Son talleres para gente que empieza y quiere aprender a estar delante de una cámara. No he estudiado Periodismo, por ello puedo decir que me he hecho a mí misma, que he aprendido con el trabajo, por eso creo que debería haber una asignatura para aprender a hablar en público, a vencer el pánico escénico. Incluso cuando eres presidenta de tu comunidad tienes que hablar delante de tus vecinos y eso intimida.
¿CUÁLES SON LAS CLAVES PARA PRESENTAR BIEN?
La respiración es muy importante para relajarte, también saber muy bien de qué vas a hablar. Eso te da seguridad. Penélope Cruz cuenta que cuando se fue a Hollywood y tenía que entrevistarse con los magnates del cine, que a ella le imponían, se los imaginaba en situaciones muy cotidianas, sin entrar en detalles. Eso le hacía relajarse porque los veía a su misma altura.
¿LA BUENA PRESENCIA ES FUNDAMENTAL?
Sí, pero he aprendido que en esta profesión, tu carisma, cómo te relaciones con el equipo de trabajo y lo que tú transmitas, vale mucho más que ser más o menos guapa.
¿TE GUSTA VERTE EN TELEVISIÓN?
Ni me gusta ni me deja de gustar. Lo que sí te digo es que la imagen me ha preocupado menos de lo que, quizá, la gente cree por dedicarme a esto.
IMAGINO QUE TE HABRÁ PASADO DE TODO EN LOS DIRECTOS. ¿PERO HAY ALGÚN MOMENTO ‘TIERRA TRÁGAME’?
Sí, cuando me puse por primera vez al frente de Gente en TVE. Ese día abrimos con una noticia bastante impactante de unos incendios en Guadalajara en los que murieron muchísimas personas. Era mi primer directo, nos estaban viendo cuatro millones de espectadores y tenía casi un 30 % de audiencia. Aunque te preparabas las noticias, Gente se hacía, como el Telediario, con teleprónter (aparato en el que los presentadores leen los textos) y justo al inicio del programa se apagó. Fue una mezcla entre miedo, pánico, adrenalina y a la vez emoción. En ese momento pensé: “No te queda más remedio que sacar lo que has aprendido durante todos estos años”. Mantuve la calma, leí, mire a cámara y lo conté hasta que vi que el prónter volvió. Cuando terminó el programa llamé a mis padres, que son mis grandes críticos, para preguntarles si habían notado algo y me dijeron que absolutamente nada.
¿QUÉ SENSACIÓN TIENES CUANDO SABES QUE TE ESTÁN VIENDO MILLONES DE PERSONAS?
Es maravilloso, mágico. Es el arte de la comunicación.
ÚLTIMAMENTE TE HEMOS VISTO EN CENTRO MÉDICO. ¿CÓMO SE PRODUJO ESE SALTO A LA INTERPRETACIÓN?
Fui presentadora hasta que tuve a mi hija Valeria, que ahora tiene 6 años. En el embarazo engordé 25 kg y me aparté durante unos años de mi carrera para dedicarme a ella, pero hacer un
break me ha hecho probar cosas nuevas. No puedo decir que sea una actriz pero sí que no se me da mal interpretar. Llevar tantos años delante de una cámara me hace ser natural y creo que un director puede sacar un registro de mí. En Centro Médico he llorado desconsoladamente, me he desmayado o he tenido que besar a Octavi Pujades en una escena apasionada.
¿ES EL DOCTOR GUAPO DE CENTRO MÉDICO?
Es guapísimo, si no lo fuera tanto a lo mejor hubiera tenido menos nervios. Estuve hiperventilando dos semanas antes de hacer esta escena con él. Me intimidaba mucho, pero me ayudó un montón. Al final fue menos traumática de lo que imaginaba. Es que no lo beso, lo empotro contra el armario.