3 conocer la vida de los samis
saludarle y conversar un rato con él son muy largas) y organiza el reparto de regalos a todos los rincones del mundo. Su actividad es intensa, ya que su oficina postal recibe unas 32.000 cartas al día de 199 países, pero sobre todo de China, Polonia e Italia. Además de realizar tus peticiones, en el Santa Claus Village puedes comprar recuerdos en su tienda de regalos, conseguir un certificado de haber cruzado la línea del Círculo Polar Ártico (cuyas coordenadas son 66° 32’ 35”), ver los renos del mismísimo Santa o tomar una sopa de salmón en el Snowman World, un bar restaurante de hielo. El pueblo sami es verdaderamente especial porque es el único indígena de la Unión Europea. Sus habitantes se extienden por el norte de la Laponia finlandesa, noruega y sueca, así como en el noreste de Rusia. Para preservar su cultura, su lengua y sus costumbres, ya que está en peligro de extinción (en Finlandia su población no supera las 6.000 personas), existe un parlamento autónomo en la ciudad de Inari. La economía de los samis, como en tiempos inmemoriales, se fundamenta en la cría de renos; más allá de esta lucrativa actividad, llevan una vida como la de cualquier finlandés. Si te apetece indagar bien en su historia te proponemos visitar el Museo Artikum, ubicado en Rovaniemi. Esta ciudad fue destruida por el ejército alemán en la Segunda Guerra Mundial y fue reconstruida a partir de un proyecto del célebre arquitecto finlandés Alvar Aalto. Lo más curioso es que su plano tiene forma de cabeza de reno.
4 Pasear en trineo de renos
Y es que todo en Laponia está relacionado con los renos porque es un icono de la región; de hecho, en la provincia hay prácticamente el mismo número de estos animales que de habitantes. Aunque veas que viven en libertad, realmente están semi-domesticados, la mayoría pertenecen a pastores. Viajar en un trineo de renos forma parte de la cultura lapona desde muy antiguo; es un medio de transporte de lo más ecológico, por eso no puedes abandonar el Círculo Polar Ártico sin deslizarse por un bosque nevado en un trineo de madera llevado por estos reyes de la nieve. Los paseos suelen durar entre 10 minutos y unas horas, según lo que te apetezca y tu bolsillo esté dispuesto a gastar. Y no temas por la velocidad, pues no superan los 24 km/hora.