Enfermedades importadas.
Estaban erradicadas o no existían. Ahora aparecen y no tanto por inmigrantes como por turistas españoles que se las traen en la maleta.
Recientemente se han diagnosticado tres casos de fiebre dengue en España. Es un ejemplo de la aparición de enfermedades que no existían en el país o de su reaparición porque estaban erradicadas.
MALARIA O PALUDISMO
En España se diagnostican cada año entre 400 y 600 casos, según datos de la doctora Miriam Álvarez-Martínez, presidenta del grupo de estudio de Patología Importada y miembro de la Sociedad Española de Enfermedades Infecciosas y Microbiología Clínica (seimc.org). “La mayor parte de los casos se diagnostica en personas inmigrantes, procedentes de zonas endémicas y asentadas en España, que vuelven a sus países de origen para visitar a familiares o amigos, y en viajeros nacionales que visitan zonas endémicas”, precisa la experta. La malaria es una enfermedad parasitaria que fue endémica en España pero se erradicó en 1964. Aunque es potencialmente mortal, su prevención es sencilla. “El principal motivo por el que se adquiere la infección es no haber tomado las medidas profilácticas adecuadas, por descuido o por falta de conocimiento del riesgo”, añade la doctora.
MAL DE CHAGAS
Es una enfermedad parasitaria endémica de América Latina. Y España es hoy uno de los países europeos con mayor prevalencia del Chagas crónico. “Aquí se concentra la mitad de casos de toda Europa y se calcula que hay cerca de 42.000 personas infectadas por este parásito”, precisa José Luis Cañadas, miembro de los grupos de trabajo de Atención al Inmigrante y enfermedades tropicales y del viajero de Semergen (semergen. es). En su fase crónica puede pasar sin síntomas, pero cuando se manifiesta clínicamente puede ser grave, con afectación cardiaca o digestiva.
FIEBRES DENGUE, ZIKA O CHIKUNGUNYA
Son tres ejemplos de virus que se transmiten por picaduras de mosquitos y se diagnostican puntualmente en España cuando hay brotes en sus países de origen, pero “a día de hoy no representan un peligro en absoluto”, sostiene Cañada.