Las verdades sobre las leches vegetales.
El consumo de leche de vaca ha descendido un 20 % en España desde el año 2000. Ese lácteo de origen animal se ha sustituido, principalmente, por otras bebidas basadas en ingredientes vegetales, como la soja, la avena, la almendra o el arroz, con la idea de que estas últimas son más saludables.
El primer dato que hay que conocer es que la denominación de leche no se puede utilizar de manera legal. El término correcto es el de ‘bebidas vegetales’, después de que el Tribunal de Justicia de Luxemburgo determinase, en 2017, que solo el fluido procedente de una ubre puede llamarse ‘leche’. Tampoco se pueden utilizar las palabras ‘queso’, ‘mantequilla’, ‘nata’ o ‘yogur’ para productos derivados de elementos vegetales como la soja, por ejemplo. Su popularidad en España se debe, sobre todo, al auge del veganismo y a los artículos sobre los supuestos perjucios para el organismo de la leche de vaca. Estos, como tantos otros basados en la alimentación, pueden ser considerados como fake
news (noticias falsas, en castellano). Como expresó Guadalupe Blay
Cortés, responsable de Endocrinología y Nutrición de la Sociedad Española de Médicos Generales y de Familia (SEMG), en el XXVI Congreso Nacional que la institución celebró el pasado 19 de mayo, “en ningún caso, una bebida vegetal sustituye a la leche real en cuanto a propiedades nutricionales. La leche es un alimento completo y las alternativas, no”.
¿HAY QUE RECHAZARLAS DEL TODO?
Lo principal que debe tenerse en cuenta es que estas bebidas no nos aportan tantos nutrientes como lo hace la leche de vaca. Por lo tanto, tendremos que combinarlas con otros alimentos que suplan esas carencias, siempre con el consejo de un profesional de la nutrición.
UNA LECHE VEGETAL NO APORTA AL ORGANISMO TANTOS NUTRIENTES COMO LA DE VACA.
Estos productos pueden ser una buena alternativa para las personas que tengan intolerancia a la lactosa (diagnosticada por un médico), a las que lleven una dieta vegana o, incluso, a quienes no les guste el sabor de la animal. Las más comunes son las siguientes, con sus pros y sus contras.