DE PIE E INMÓVIL
POSICIÓN CORRECTA. Lo primero es elegir bien el calzado. Los zapatos deben tener una buena amortiguación, una elevación del talón de 2-3 cm, una base amplia y que no terminen en forma de punta. La separación de los pies debe ser igual a la anchura de los hombros y con las puntas de los pies dirigidas al frente o ligeramente hacia afuera. Comprueba que la región lumbar esté en su posición neutra, procura tener la cabeza en línea con el resto de la espalda, como si te tiraran de una cuerda desde el cogote y que los hombros estén alineados con las orejas. Si pasas mucho tiempo de pie, es conveniente ir alternando el peso del cuerpo de una pierna a la otra.
MANTENER UNA BUENA POSTURA EVITA... Dolores de espalda, artrosis prematura, pérdida en la densidad de los discos, pinzamientos, desequilibrios anteroposteriores y laterales de la columna, contracturas y sobrecargas. Además, el uso de un calzado inadecuado facilitará el desequilibrio en la postura, la aparición de durezas, juanetes, dedos en garra, ampollas, esguinces de tobillo, dolores en el tendón de Aquiles o fascia plantar, caídas, artrosis de rodilla, dolores de cadera y de espalda, problemas circulatorios que derivan en retención de líquidos, edema en miembros inferiores e, incluso, varices.