13 Eva Isanta.
“Amar en libertad sería mi lema. Los amores que matan y exigen no me gustan. Cuanto menos intentas amarrar, más recibes”
Su don es hacer reír, pero está deseando que le llegue algún papel dramático con el que poder crecer aún más como actriz. Abierta a todo lo que le pueda pasar, hablamos con Eva Isanta, una mujer con una actitud muy positiva ante la vida.
Eva, ¿en qué momento decidiste que querías dedicar tu vida a la interpretación?
Siendo muy joven. Mis padres me obligaban a jugar al tenis y a mí no me gustaba nada, así que contacté con un grupo de teatro de mi barrio para iniciarme en alguna actividad con la que evadirme del tenis. Nada más entrar, me propusieron hacer una obra que era un compendio de musicales tipo Grease, West Side
Story... y con la excusa de los ensayos los fines de semana, descubrí un mundo apasionante que me atrapó por completo. Ahí me di cuenta
de que dedicarme profesionalmente a eso sería un sueño para mí.
“Hice de mi sueño mi vocación y de mi vocación, mi profesión”. Esta frase tuya (aparece en tu página web) refleja el privilegio que es dedicarse a lo que a uno le gusta, ¿verdad?
¡Totalmente! No todo el mundo encuentra su propósito de vida ni tiene una profesión que le agrade, pero en mi caso no siento que sea así. Ser actriz me permite vivir muchas cosas, pero también tener un altavoz con el que lanzar mensajes y hacer que la gente sienta, vibre, se emocione e, incluso, pueda cambiar cosas de su vida. ¡Eso es increíble!
En tu carrera, ¿cuánto ha habido de esfuerzo y cuánto de suerte?
Dicen que la suerte hay que buscarla, ¿no? Lo cierto es que yo siempre he estado abierta a todo y, aunque me muera de miedo, yo salto. Siempre he sido así. A mí me presentan un nuevo proyecto profesional y soy de darle muchas vueltas, de pensarlo y repensarlo, incluso de aturullarme, pero al final me tiro a la piscina. Soy una kamikaze total.
¿Te consideras una mujer valiente?
Bueno... En esta vida hay que arriesgar. Quizá en las relaciones personales soy más lenta, pero es que en el ámbito profesional eso no me lo puedo permitir. O coges el tren o se te pasa... pero yo siempre estoy en la estación. Fíjate, creo que con la edad, con la madurez, me he convertido en más niña.
¿Qué dirías que has ido ganando con la edad?
Capacidad para ilusionarme. Quizá tenga un síndrome de Benjamin Button, no lo sé, pero la verdad es que a día de hoy tengo muchas ganas de hacer cosas nuevas, de salir de mi zona de confort... Emocionalmente, me siento con muchas ganas de todo. Ahora, he optado por el mundo de los valientes y ya no me bajo.
Te has curtido en teatro, televisión, cortometrajes... ¿qué te aporta cada uno de estos géneros?
En realidad, más que al medio, le doy más importancia al proyecto en sí y a la historia que se vaya a contar, pero indudablemente la televisión me ha permitido llegar al gran público, hacerme conocida, poder elegir otros proyectos... Por otro lado, yo no hago cine, me encantaría, pero no suelo hacerlo y, cuando la gente joven me llama para que participe en sus cortometrajes, me encanta poder apoyarles, porque además suelen darme papeles muy distintos a los que me dan habitualmente en la tele.
¿Y el teatro? ¿Es tu verdadero amor?
El teatro me ha dado personajes que me han marcado mucho personal y profesionalmente como, por ejemplo, la Doña Inés de Don Juan Tenorio. El teatro me gusta, porque el proceso de creación es completamente distinto al de la televisión. Ahora estoy preparando una obra de David Mamet llamada Trigo sucio, basada en el escándalo del productor cinematográfico Harvey Weinstein. Tengo desde hace tiempo los textos, las fechas... He podido documentarme y, al final, eso te permite conocer mucho al personaje. Además, en el teatro puedes notar in situ si la gente conecta con tu personaje, si se engancha a la función, si la empatía y el intercambio de energía fluye... y eso es muy potente.
En relación a la polémica Weinstein, muchas actrices alzaron su voz en ese momento...
Entre ellas Meryl Streep, una de mis actrices favoritas. Yo soy de las que piensa que un actor o actriz no tiene por qué entrar en ciertos temas,
Con la edad he ganado capacidad para ilusionarme. A día de hoy, tengo muchas ganas de hacer cosas nuevas y salir de mi zona de confort.
nadie tiene por qué saber mi ideología o acerca de mi sexualidad, por ejemplo, pero también es cierto que cuando se tocan temas que atentan contra los derechos humanos, debemos usar nuestro altavoz para decir ‘basta’.
¿En algún momento de tu carrera has sentido que lo tenías más difícil que tus compañeros varones?
¡Claro! Pero es que esto es una realidad. En la misma categoría, un actor y una actriz no cobramos lo mismo, eso es así. Y, por otro lado, la conciliación laboral sigue siendo un mito. Yo soy madre y he tenido una familia que me ha ayudado muchísimo, pero lo cierto es que la conciliación, como tal, no existe.
¿Qué pasos crees que nos faltan por dar para avanzar?
Pienso que es tremendamente importante la educación, ahí está la clave. Yo tengo un hijo de 15 años y es feminista, lo puedo decir así de claro, porque he tratado de educarle en los valores del feminismo, de la igualdad. Sin embargo, mi madre era ama de casa, mi familia ha sido muy convencional y a mí, por ejemplo, me han educado de una manera distinta a mi hermano.
¿Tienes algún lema de vida?
No especialmente. Yo lo que hago cuando me siento como una babosilla o estoy de bajón es intentar no perder el sentido de la realidad. Tiendo a pensar que las cosas pasan y que al día siguiente va a amanecer de nuevo y a salir el sol. Todo es cuestión de actitud y, en función de lo que yo quiera conseguir, así he de proyectar.
¿Qué te gusta hacer cuando tienes tiempo libre?
¡Uf, no paro! No es que sea nerviosa, pero tengo mucha energía y nunca me aburro. Me encanta pasar tiempo con la gente que
Como actriz, tengo un altavoz y, ante cuestiones que atentan contra los derechos humanos, creo que debemos usarlo y decir ‘¡basta!’.
quiero, compartir momentos y experiencias con mis amigos, leer, ir al cine y al teatro...
¿Eres muy apegada a los tuyos?
Soy muy de mi gente, pero, para mí, el amor sano es desapego. Los amores que matan y exigen no me gustan. Amar en libertad, ese sí que sería mi lema, porque cuanto menos intentas amarrar, más recibes. Eso de las exigencias y los celos ya no.
¿Dirías que te llevas bien con tu soledad?
Sí, aunque tengo una deuda conmigo misma: viajar sola al extranjero. Sé que me alegraré mucho si lo hago y creo que lo haré, pero es mi asignatura pendiente. Siempre que lo he pensado, o ha surgido algo que lo ha impedido o yo misma me he puesto alguna excusa para evitar hacerlo.
¿Tienes algún sueño personal y profesional que te gustaría cumplir?
Básicamente, me gustaría irme en paz, sintiendo que he hecho todo lo que tenía que hacer, con serenidad, con la sensación de haber plantado algo bonito. En relación al trabajo, estoy segura de que tengo muchas facetas aún por explorar. Me encantaría que alguien creyese en mí y me diese una oportunidad para hacer drama, por ejemplo. He cumplido 48 años y creo que las mujeres y las actrices de mi edad somos muy interesantes. ¡Yo no me cambio por una de 20 ni de broma! Sé que no soy perfecta, pero ahora soy más yo que nunca.
Las mujeres y las actrices de mi edad somos muy interesantes. ¡Yo no me cambio por una de 20 ni de broma! Sé que no soy perfecta, pero ahora soy más yo que nunca.