La piel en verano
El verano es una de las épocas el año en las que la piel sensible sufre más, sobre todo por la deshidratación: “una mayor exposición al sol provoca una mayor pérdida de agua en la piel y una acumulación de radicales libres generados por la radiación solar que dañarán, todavía más, esta barrera cutánea”. Algo que se produce también por la exposición al agua clorada de las piscinas. Además, en verano solemos relajarnos en cuanto a nuestro estilo de vida, bebemos más alcohol y comemos peor, factores que “contribuyen a agravar el estado de la piel”, asegura Chorto.