EL PODER DE LOS AROMAS
Las civilizaciones más antiguas ya conocían las propiedades de los aceites esenciales, de ahí que nos haya llegado información de cómo egipcios, griegos o chinos elaboraban y utilizaban estos aceites con fines sanadores y espirituales.
Fue el químico René-Maurice Gattefossé quien, tras quemarse gravemente una mano y tratarse con aceite de lavanda, comenzó una exhaustiva investigación para detallar el uso médico de estos aceites. Estudios que culminaron en la publicación, en 1937, de unos de los libros más destacados que siguen existiendo hasta el momento,
Las personas que sufren estrés crónico, depresión, insomnio o ansiedad pueden encontrar un gran alivio en este campo. De igual manera, cada día es más frecuente apoyarse en la aromaterapia si se sufren dolores musculares o de articulaciones, problemas respiratorios o digestivos.
BUSCAR LA ESENCIA
Para conseguir el poder de la naturaleza, se debe destilar la planta para extraer el aceite esencial. Se pueden obtener los beneficios de este líquido compuesto por diferentes propiedades curativas de tres formas. La más común es por inhalación, tanto de forma directa como mediante difusores de vapor. La segunda opción es a través de un masaje, perfecto para dolores musculares o tensiones, ya que la combinación del aroma junto al masaje manual es más efectiva. Por último, la aromaterapia se aplica mediante baños, añadiendo unas gotas de aceite esencial al agua.