YA NO TENGO GANAS DE SALIR, ¿qué me pasa?
Las semanas del confinamiento y el temor a un posible contagio han hecho mella en nuestro ánimo y en nuestras ganas de hacer vida social. ¿Es preocupante no hacer tantos planes como antes?
Según Ana Villarrubia, psicóloga sanitaria y directora del centro de psicología Aprende a Escucharte, muchos de los motivos que nos llevan a relacionarnos menos socialmente son lógicos y adaptativos, ya sea por principios de coherencia, prudencia o responsabilidad. Sin embargo, no todo se debe a nuestra concienciación y respeto social. Otros de los motivos que llevan a tener menos ganas de actividad social son de índole pasiva, es decir, hay quien se ha adaptado a las limitaciones de contacto social que imponía el confinamiento y ha experimentado un proceso de apatía y habituación.
SEÑALES DE ALARMA
Debe preocuparte la salud emocional de una persona cuando el miedo le desborda, cuando la evitación es excesiva, cuando el temor le impide hacer otras actividades cotidianas para seguir funcionando en la vida, cuando se siente desprotegida o desvalida incluso respetando concienzudamente todas y cada una de las medidas de seguridad de carácter preventivo.
Una cosa es reducir el nivel de actividad social debido a que ciertas situaciones no parecen demasiado seguras –es decir, elegir muy bien qué hago y con quién lo hago, cómo me protejo y qué precauciones les pido a los que me rodean– y otra muy diferente es aislarse hasta el punto de encontrar que la inactividad o la soledad son el único refugio.
Como todo en la vida, el riesgo cero no existe, pero ahora disponemos de
UNA COSA ES REDUCIR EL NIVEL DE ACTIVIDAD SOCIAL, DEBIDO A QUE CIERTAS ESCENAS NO PARECEN DEMASIADO SEGURAS, Y OTRA MUY DIFERENTE ES AISLARSE EN SOLEDAD.
OBLÍGATE A RECUPERAR, POCO A POCO, PARCELAS DE NORMALIDAD Y DISEÑA RUTINAS DIARIAS EN LAS QUE CUIDES DE TUS ÁREAS DE VIDA MÁS SIGNIFICATIVAS.
algunas certezas más que contrastadas: no tocarnos la cara con las manos en la calle, lavar las manos con frecuencia, llevar mascarilla, mantener distancias. Ahora bien, ¿es mejor hacer ciertas cosas con incomodidad o no hacerlas por completo? Se trata de encontrar el equilibrio.