La vitamina C.
POR QUÉ DEBERÍAS TENER UN COSMÉTICO CON VITAMINA DE USO DIARIO
Es de las más codiciadas porque, entre sus bondades, consta su acción antimanchas, su capacidad protectora y su poder antioxidante. No es de extrañar que la vitamina C esté presente en multitud de tratamientos antienvejecimiento y como factor principal para ponerte buena cara. Este activo es un imprescindible de belleza y te contamos por qué.
TE PRESENTAMOS A LA C
Una de las funciones principales de esta vitamina es proteger las células del daño oxidativo causado por los radicales libres. Esto la convierte en un activo antienvejecimiento gracias a su capacidad de formación de colágeno que, a su vez, evita la formación de pequeñas arruguitas y mejora la firmeza de la piel. Otro de sus superpoderes es que posee una gran capacidad de regeneración: “Una concentración apropiada de esta vitamina ayuda a tener la piel en un estado óptimo, más luminosa y uniforme en cada aplicación”, sostiene Biri Murias, facialista y directora del centro Biri Murias.
EN RESUMEN:
Ilumina la piel
Protege de los rayos UV Mejora la firmeza y elasticidad Reduce manchas y arruguitas
APLICACIÓN CORRECTA
Unos la aman y otros la cuestionan por sus diferentes reacciones en la piel. Pero, como hemos dicho anteriormente, todo depende de la estabilidad de la fórmula. Cuanto más estable sea, mejor tolerada por la piel. ¿Cuál es el mejor formato?
“La aconsejo en forma de sérum, ya que va a ser más fácil que penetre en capas más profundas de la piel –apunta Silvia Oliete, facialista y directora de Blauceldona–. Recomiendo la vitamina C estabilizada pura, tratada con procesos biotecnológicos, para que no se oxide y penetre en la piel de forma deseada”.
“El gran inconveniente a la hora de formular con ella es su inestabilidad –asegura Biri Murias–, por ello, es importante que esté estabilizada, modificada o encapsulada, para que no esté en contacto con el oxígeno”.
“Si la piel es normal, la recomiendo en ampollas o sérum, porque son los formatos que permiten mayor concentración y pureza de activos”, explica Estrella Pujol. “Y, aun así, aconsejo una pauta de aplicación gradual, para valorar la reacción de la piel al cosmético, comenzando por dos días a la semana, hasta llegar al uso diario”.
En una piel sensible, Pujol apuesta por “un formato en crema, o bien mezclar un sérum con la hidratante de uso diario. A ser posible, que esta sea rica en activos reparadores y protectores de la barrera cutánea, como el pantenol y las ceramidas, para conseguir una aproximación más respetuosa y prevenir irritaciones”.
“SI LA APLICAMOS POR LA MAÑANA, PROTEGE LA PIEL DE FACTORES EXTERNOS QUE LA AGREDEN A DIARIO”, BIRI MURIAS.