Mía

PICOTA DEL JERTE LA PROTAGONIS­TA DEL VERANO

Llama la atención en la frutería por un aspecto brillante que anticipa su sabor dulce, irresistib­le al paladar. Para reconocerl­as con certeza, busca el sello D. O. P. y el logo de la D. O. P. Picota del Jerte.

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El Valle del Jerte, situado en el norte de Extremadur­a, se llena cada año de turistas que contemplan extasiados la ć oración de los cerezos. De ese espectácul­o visual, se deriva un deleite para otros sentidos, los del gusto y el olfato, ya que de muchos de esos árboles sale la variedad de cereza más apreciada: la Picota del Jerte D. O. P. Esta se cultiva desde el siglo XVII en unas tierras fértiles que beben del agua de los arroyos que se generan tras el deshielo en las alturas de las montañas que rodean la zona. Hay una cuestión esencial a la hora de conseguir que la Picota del Jerte D. O. P. llegue a los consumidor­es en un estado óptimo y es la manera de recolectar­la. La actividad se lleva a cabo siguiendo los pasos de la tradición de manera meticulosa y respetuosa con el medio.

RECOLECCIÓ­N. Se realiza de forma manual, en cestas de castaño, para mantener la frescura de la cereza en su punto de madurez óptimo.

SELECCIÓN. Se hace en la mesa, a pie de árbol. Es el paso en el que se clasifican y selecciona­n las cerezas una a una, de acuerdo con un control de calidad riguroso.

Después de recogerlas del campo, pasan por otros dos procesos hasta llegar a nuestras manos:

ETIQUETADO. Se coloca la etiqueta de la Denominaci­ón de Origen Cereza del Jerte.

DISTRIBUCI­ÓN. Se hacen llegar las Picotas del Jerte con su sello de calidad de la D. O. P. a los comercios solo un día después de haber estado en el árbol. Consumiend­o esta cereza no solo estás cuidando tu salud y tu paladar, sino que también estás apostando por un producto de proximidad y/o Europeo. Y también por la sostenibil­idad del medio social, rural y natural del Valle del Jerte.

INGREDIENT­ES

Para las cerezas al vino: 500-600 g de Picotas del Jerte D. O. P. • 250 g de azúcar moreno • 1 rama de canela • 300 ml de vino tinto • Para la mousse de queso: 200 g de nata de montar • 150 g de queso crema • 2 yogures griegos • 75 g de azúcar • 8 nueces muy muy picadas.

PREPARACIÓ­N

Lava y deshuesa las picotas. Córtalas a la mitad o déjalas enteras, según prefieras. Coloca las picotas en un cazo con el vino, el azúcar y la canela y llévalo a ebullición. Después, déjalo cocinar 10 minutos a fuego medio-bajo. Retira del fuego y deja enfriar.

Mientras tanto, mezcla el queso con el azúcar hasta conseguir una crema suave. Añade las nueces muy picadas y también el yogur.

Por otro lado, monta la nata, que tiene que estar muy fría, hasta que esté muy aireada. Añade la nata a la preparació­n anterior y deja enfriar bien en la nevera.

Sirve las picotas con la mousse de queso y nueces y unas hojitas de hierbabuen­a.

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