¿POR QUÉ NOS GUSTA TANTO LA NAVIDAD?
A no ser que seas el Grinch, para muchos estas fechas están llenas de magia, ilusión, amor y muchas tradiciones. Y esto último es, precisamente, lo que nos ayuda a sentirnos bien. Y no lo dice solo la publicidad, también la ciencia.
Hoy en día es imposible huir de la Navidad. Es una época que te atrapa por mucho que intentes huir de ella. La decoración de las calles, la intensa vida social, la publicidad, el cómo se colocan los productos en el supermercado, el soniquete de los villancicos, el ir y venir de gente… Nuestro entorno cambia de forma radical y eso provoca que vivamos estas fechas de forma más intensa. Una agenda llena de estímulos afectivos también ayuda a subir esa intensidad que en ocasiones puede incluso desbordarnos ya que logran que nuestros sentimientos estén a flor de piel durante demasiados días seguidos.
EXPLICACIÓN CIENTÍFICA
El que los villancicos, los turrones, las luces en las calles y el árbol decorado en casa nos haga sentirnos bien tiene una explicación científica. De hecho, la Universidad de Copenhague ha encontrado el punto concreto del cerebro en el que se aloja el espíritu de la Navidad. Realizaron un estudio en el que exponían a los participantes a las típicas postales navideñas y comprobaron qué partes del cerebro se activaban. El resultado fue que se observaron cambios en la corteza motora sensorial, la corteza motora primaria y pre motora y el lóbulo parietal. Sobre todo, en personas que siempre habían celebrado la Navidad y que tenían recuerdos desde su infancia.
Estos cambios en el cerebro tienen consecuencias directas en nuestro estado de ánimo, ya que se produce una liberación de algunas hormonas relacionadas con el bienestar. Así, las grandes protagonistas son la dopamina y la oxitocina, conocidas como las hormonas del placer y el amor. Ahora podemos decir que el espíritu de la Navidad es pura química.
MÁS ALLÁ DE LA RELIGIÓN
Aunque la Navidad tiene un componente puramente religioso, lo cierto es que nuestros sentimientos poco tienen que ver con lo que fue en su día. Un estudio de la OCU sorprendió al afirmar que, en nuestro país, solo un 16 % participa en celebraciones religiosas.
Aun así, hay tradiciones que siguen siendo sagradas y se cumplen a rajatabla en la inmensa mayoría de los hogares. Y es que, aunque en ocasiones nos da una pereza tremenda el pensar en la cantidad de celebraciones que tenemos por delante, nos duele el gasto que supone en comida y regalos, así como la certeza de que en enero no nos va a cerrar el pantalón, año tras año esperamos a la llegada de la Navi
GRACIAS A LAS TRADICIONES, COMO LA CELEBRACIÓN DE LAS NAVIDADES, PODEMOS CONECTAR CON EL PASADO Y EL FUTURO.
dad con la misma ilusión. Y esto se debe al poder de la tradición.
COMO SIEMPRE
Gracias a las tradiciones podemos conectar con el pasado y también con el futuro. Y es que el ser humano siempre ha tenido ese afán perpetuar su obra para la posteridad, ya que sea con grandes edificios o con la transmisión de conocimientos. En este caso, nos quedamos con los ritos o tradiciones, esas que unen a generaciones y nos hacen partícipes de eventos que refuerzan la identidad colectiva. Nos ha tocado vivir una etapa individualista en la que la soledad y los problemas que esta genera están a la orden del día. Por eso, seguir una tradición nos hace sentir acompañados. También aparece el efecto del protocolo, algo que nos da paz mental al saber exactamente qué va a pasar y cómo. Tener una costumbre arraigada en la familia evita muchísimas discusiones. Un ejemplo: el menú de Nochebuena. Se prepara lo que ya hacía la abuela y es un tema que no hay que hablar, discutir, valorar, votar o decidir. Y lo mismo en Nochevieja. Nadie se plantea no tomarse las doce uvas a las doce de la noche, aunque sí puede haber gritos por decidir el canal, pero eso también forma parte de la Navidad...
COMO NIÑOS
En muchas casas, la Navidad se vive de forma especial cuando hay menores. Con niños cerca entra en juego la magia y todo se vuelve más especial e incluso divertido. Pero realmente, esas tradiciones o costumbres pensadas para los niños son una excusa más para que los mayores disfruten y vuelvan a su más tierna infancia por unos momentos. ¿O solo es posible emocionarse con la cabalgata de los Reyes Magos si se está levantado a un niño en brazos?