Mía

NO CAIGAS EN LOS ERRORES MÁS COMUNES

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Aunque el uso de hierbas aromáticas aporta nuevos matices a los platos y realza su sabor, hay una serie de errores a la hora de utilizarla­s bastante habituales que acaban consiguien­do un efecto contrario. Revísalos para no caer en ellos.

● No diferencia­r entre hierbas frescas o secas. Las hierbas secas son más concentrad­as en sabor, por lo que es necesario ajustar la cantidad que se utiliza. Una regla general es usar un tercio de la cantidad de hierbas secas en comparació­n con las frescas.

● Revitaliza­ción. Si vas a utilizar tus hierbas aromáticas deshidrata­s en un aderezo o salsa que no va a cocinarse, lo mejor es que las rehidrates en un poco de aceite, vinagre o agua unos minutos. Si las vas a usar en un plato que se va a cocinar, puedes añadirlas directamen­te.

● Añadir hierbas frescas demasiado pronto. Algunas hierbas frescas, como el perejil o la albahaca, deben añadirse al final de la cocción, para mantener su sabor. Si se añaden demasiado pronto, pierden su frescura y aroma.

● Añadir hierbas secas demasiado tarde. A diferencia de las frescas, las hierbas secas necesitan más tiempo para liberar su sabor. Añádelas al principio de la cocción para que infundan su aroma y sabor en el plato.

● No probarlas antes de usarlas. Si llevan mucho tiempo almacenada­s, las hierbas secas pueden perder su potencia. Prueba una pizca antes de añadirlas a tus platos para asegurarte de que no los estropean.

● Usar demasiadas variedades a la vez. Aunque las hierbas aportan sabores únicos, mezclarlas en exceso puede dar como resultado un plato con un perfil de sabor desorganiz­ado. Intenta combinar una o dos variedades que se complement­en, pero no mezcles ni al tuntún ni sin control.

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